Tomado de:
16 de septiembre de 2014 • 09:13
Graeme Jackson es un escocés que llegó a las Mavinas hace
medio año para asumir un cargo en el gobierno que no piensa abandonar aunque
Escocia ya no tenga nada que ver con las islas el jueves.
Este padre de dos hijos es director de recursos humanos del
gobierno del archipiélago y se declara ante todo "orgulloso" de ser
escocés.
"Estoy orgulloso de ser escocés y eso no cambiará"
el viernes, cuando 4,2 millones de residentes en Escocia mayores de 16 años
hayan ya decidido si siguen en el Reino Unido o inician una andadura en
solitario.
La ventaja de la independencia, dice Jackson, es que
"las decisions futuras se concentrarán en las necesidades de la gente del
lugar con unos políticos que tendrán que responder directamente a esa
gente".
La presencia de escoceses y galeses en las Malvinas se
remonta al principio de la colonización británica, en el siglo XIX.
De hecho, el archipiélago debe su nombre inglés a la ciudad
escocesa de Falkland.
Las duras condiciones del lugar, el frío y el viento,
recuerdan a las de las islas del norte escocés y la cría y pastoreo de ovejas
son una industria bien escocesa.
El Daily Telegraph recordaba que en los archivos del gobierno
de las Malvinas se conserva una nota manuscrita de uno de los primeros
gobernadores británicos de las islas, Richard Moody.
En 1842 el gobernador escribió: "los pobladores mejor
adaptados para colonizar estas islas serían los de las laboriosas poblaciones
de las islas Orcadas y las Shetland", ambas escocesas, "acostumbrados
a una vida dura y tan pescadores como agricultores".
publicidad
Jackson recuerda que "hay muchos escoceses" entre
los casi 3.000 habitantes de las islas, "algunos llevan generaciones
aquí".
"Muchos de los escoceses que viven aquí tienen
experiencia de primera mano con el contexto internacional y saben que cualquier
comunidad pequeña tiene que colaborar a nivel internacional".
Basándose en la experiencia de las Malvinas, dice Jackson,
una Escocia independiente tendría que poner el acento "en la colaboración
con el resto de las partes del Reino Unido".
Sólo los residentes en Escocia podrán votar, por lo tanto ni
Jackson, ni la diáspora escocesa, numerosa no sólo en el resto del Reino Unido
sino también en Canadá, Australia o Estados Unidos, no tendrá voz ni voto en el
futuro de su nación.
A Jackson no le parece mal. "En última instancia
corresponde a los que viven, trabajan y tienen una contribución directa a
Escocia decidir su futuro".
En cuanto al suyo, de momento Jackson no tiene dudas.
"Seguiré en las islas por ahora y el resultado del referéndum no supondrá
ninguna diferencia en mis planes".
"Escocia será siempre mi casa y espero con ganas ver lo
que ocurre en los próximos 18 meses".
No hay comentarios:
Publicar un comentario