jueves, 18 de septiembre de 2014

Devastación de la Selva Amazónica, el gran ausente del debate presidencial en Brasil


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Héctor Areyuna S. | Martes 16 de septiembre 2014 21:09 hrs.

La deforestación de la Selva Amazónica es un tema evitado en el proceso eleccionario de Brasil, pese a que recientes estudios muestran que la devastación del gran pulmón verde de América se ha acelerado. Esta omisión política se suma a las críticas existentes a los gobiernos progresistas de la zona que han mantenido el extractivismo como motor de desarrollo.


El Instituto Nacional de Investigaciones Especiales de Brasil (INPE, su sigla en portugués) dio a conocer que el territorio amazónico de ese país perdió entre agosto de 2012 y julio de 2013 casi seis mil kilómetros cuadrados de cobertura vegetal, un área 29% superior a la devastada en los doce meses anteriores.

Este aumento en la devastación en la mayor selva tropical del mundo terminó con un ciclo de cuatro años consecutivos de disminución de la tala. Sin embargo, el área destruida en el año pluviométrico concluido en agosto de 2013 es la segunda menor desde que la desforestación se mide con la ayuda de imágenes de satélite, en 1988.

No hace falta investigar mucho para recordar la relevancia de esta eco región que involucra a varios países de Suramérica. Tiene una importancia fundamental en la lucha contra el cambio climático, pero además la destrucción de la frondosa selva ha ido arrinconando y desplazando a pueblos indígenas en aislamiento voluntario que la habitan.

Si bien, la deforestación es un tema antiguo, hoy persisten nuevas amenazas para la zona además de la agroindustria de gran escala y la ganadería, como la explotación petrolífera en Ecuador y Perú, la minería y los proyectos energéticos y de conectividad en Bolivia.

Lucio Cuenca, del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), lamentó que gobiernos progresistas como el de Evo Morales en Bolivia, el de Rafael Correa en Ecuador o el del Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, hayan mantenido políticas neoliberales basadas en el extractivismo.

Son parte de las políticas que lamentablemente los gobiernos progresistas han mantenido en nuestra región. Si bien se avanza en algunas políticas de democratización y sociales, eso se está haciendo hipotecando en el largo plazo. Es una preocupación grande de las organizaciones socioambientales. Nos preocupa lo que pasa hoy pero también lo que hacemos hoy y tiene repercusiones en el futuro.

La situación de desprotección se da, al menos en Brasil, en el marco de la discusión política previa a las elecciones presidenciales que el país enfrentará en octubre y que tiene como principales candidatas a la actual Mandataria Dilma Rousseff y a Marina Silva ecologista y aspirante del Partido Socialista.

Según el analista político Raúl Sohr, también experto en temas medioambientales, la situación de la Amazonía no es un tema obligado que se trate en el proceso eleccionario.

Sohr expresó que a las grandes masas de votantes preocupan inmediatamente los subsidios de vivienda, sobre todo en el nordeste; o la situación de los movimientos sin tierra.

Sin embargo, a nivel estatal e incluso de las grandes élites, la preocupación asciende ante la propuesta de Estados Unidos de internacionalizar la selva.

Estados Unidos ha planteado que si Brasil no protege esa región se podría discutir sobre la internacionalización, y hacerlo una reserva internacional que vele y cautele que no va a ser destruida, dado el inmenso impacto que tiene sobre el clima del planeta. Esto naturalmente ha alarmado a los brasileños que no quieren ninguna intervención foránea en esa zona clave de su país y en forma gradual sus gobiernos han ido tomando más en serio el tema.

Por su parte, el analista internacional Pablo Jofré, asegura que este tema cobra relevancia al haber sido Marina Silva ministra del Medioambiente precisamente durante los gobiernos del PT.

Hay que recordar que ha sido bajo el gobierno del “petismo” donde se ha logrado una mayor reversión en la deforestación. Marina Silva fue ministra de Ambiente del petismo, no ha surgido porque sí. Es una muestra clara que Marina Silva sus declaraciones las hace en virtud de esta candidatura presidencial, sin considerar que su campaña y su trabajo medioambiental tuvo mayor figuración y presencia justamente cuando fue ministra del Gobierno del PT.

Las elecciones, tendrán otro agregado en la discusión relacionada a las políticas ambientales, ya que el oficialista Partido de los Trabajadores ha iniciado una campaña, encabezada por Lula Da Silva, en defensa de la política petrolífera emprendida por el Gobierno de Dilma Rousseff.


La candidata socialista, por su parte, ha cuestionado la dirección de la estatal Petrobras y ha propuesto políticas de energía limpia basadas en el uso del alcohol.

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