martes, 6 de mayo de 2014

Para Uruguay, la ocupación británica en las Malvinas es una "amenaza latente"


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Sábado 03/05/14 A-AA+

Lo advirtió el gobierno de José Mujica en un documento sobre su política de defensa. "Incide negativamente en el Atlántico Sur", argumentó. También destaca el rol de la Unasur.

El documento de 42 páginas titulado "Un Uruguay integrado a la región y abierto al mundo" reconoce que "no es de descartar en el futuro disputas o presiones de distinta índole" que afecten la integridad territorial de Uruguay, y advierte que hay dos "amenazas latentes".

La primera que menciona es "la situación particular que se manifiesta en las Islas Malvinas, por la presencia de potencias extra regionales y por tanto, que inciden negativamente en el Atlántico Sur como zona de paz y cooperación". Según el Ministerio de Defensa uruguayo, dicha situación "afecta la zona oceánica donde naturalmente se producen las comunicaciones y la actividad económica marítima del país".

La otra amenaza latente que destaca el Gobierno uruguayo es "el agravamiento de posibles conflictos fronterizos entre países de la región" pues "debilita el proceso de integración en curso, genera carreras armamentísticas contrarias al desarrollo y pone en peligro la confianza mutua que se ha venido construyendo entre los países de la Unasur".
En ese sentido, el documento reclama un debate en torno a los acuerdos de defensa regionales y destaca la importancia del Consejo de Defensa Sudamericano dentro de la Unasur, al que define como un "espacio de diálogo político y coordinación para los ministerios de Defensa de la región, a la vez que permite la construcción de agendas regionales comunes en este campo".

Otras amenazas para Uruguay que menciona el documento, según el diario local La República, son "la trata y tráfico de personas, de armas y drogas, el terrorismo y la preservación de recursos naturales estratégicos", entre otros. Y advierte que son delitos que deben combatirse de manera conjunta por más de un país.

Antecedentes
El gobierno de Mujica ha acompañado la postura y las pretensiones de Argentina sobre las Malvinas en los foros internacionales y ha materializado ese apoyo en más de una ocasión. Por ejemplo, el propio presidente opinó que la visita del príncipe William para un ejercicio militar en las islas "no tiene nada de simpático".

En diciembre de 2011 el Mercosur acordó un bloque de buques con bandera de las Malvinas, lo que derivó en un enfrentamiento diplomático entre Montevideo y Londres, luego de que el gobierno uruguayo rechazara el ingreso de dos naves para aprovisionarse en su país.

A su vez, el tema se coló el año pasado en la política local, cuando un grupo de dirigentes opositores aceptaron la invitación de una ONG para participar como observadores del referéndum en el que los isleños ingleses ratificaron su voluntad de seguir perteneciendo a la corona británica. El oficialismo, en cambio, consideró que dicha elección fue "ilegal".

Este año la disidencia se repitió cuando otro grupo de legisladores opositores viajó a las islas para conocer la situación de primera mano y entrevistarse con políticos y empresarios. El Gobierno, en cambio, frenó la inclusión de un legislador del Frente Amplio para no entorpecer las relaciones con Argentina, cuya embajada en Montevideo expresó su "total repudio".

Otra semana de declaraciones cruzadas
Mientras un grupo de hinchas argentina propone que las islas aparezcan en la camiseta de la Selección nacional que se usará en el Mundial de Brasil, la soberanía de las Malvinas volvió ser el objeto de una serie de declaraciones cruzadas entre el gobierno argentino y el británico.

La presidente Cristina Kirchner había denunciado durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso nacional la militarización del Atlántico Sur. "Las afirmaciones de que las Islas Falkland son una 'base militar nuclear de la OTAN en el Atlántico Sur' o de que representan una amenaza militar para la región son obviamente falsas", respondió el miércoles el ministro británico de Foreign Affairs, Hugo Swire.

La cancillería que conduce Héctor Timerman replicó con un duro comunicado en el que repasó los números de la presencia militar en las Islas Malvinas y concluyó: "La Argentina niega que el despliegue militar británico sea de naturaleza puramente defensiva. Ni la magnitud de las fuerzas apostadas en el archipiélago ni la relevancia estratégica de las islas en el despliegue de poder global del Reino Unido se condicen con tales pretensiones defensivas".

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