domingo, 23 de febrero de 2014

Las Malvinas son "un gran campo de posibilidades de contactos" para que Uruguay "coloque su producción"



Tomado de:
Jaime Trobo y Daniel Radío

Una delegación parlamentaria integrada por miembros de la oposición visitó las Malvinas durante una semana. Este viaje generó roces en el Gobierno, e incluso el repudio del otro lado del Río de la Plata. En Perspectiva consultó a dos de los delegados que viajaron, los diputados Jaime Trobo y Daniel Radío. Ambos diputados concordaron que su presencia "no implicaba un cuestionamiento a la postura histórica del Uruguay con respecto al reclamo soberanista de Argentina". Según ellos, es importante que Uruguay y Malvinas fortalezcan su relación porque "hay una serie de temas económicos, comerciales, culturales, sociales, de interés comunitario" del que ambas partes pueden sacar provecho. También destacaron que "establecer un mecanismo de inacción" por la tirante relación con Argentina "relega a Uruguay a la calidad de provincia".
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 EMILIANO COTELO:
La semana pasada un grupo de diputados uruguayos visitó las Islas Malvinas. La invitación de la Asamblea Legislativa de las Falkland Islands procuraba que conocieran de primera mano la realidad de ese territorio y de sus habitantes, los "kelpers". Si bien los parlamentarios concurrieron a título personal, su presencia en ese archipiélago tan disputado tuvo repercusiones políticas dentro y fuera de nuestro país.

Los cuatro legisladores aclararon que estaban representando "al 50% de los uruguayos", ya que el único frenteamplista que integraba inicialmente la comitiva, Jorge Pozzi, canceló su viaje a último momento por directivas de su sector, el Nuevo Espacio (NE), que quiso evitar nuevos roces con Argentina.

Precisamente desde Buenos Aires se repudió esta visita y se calificó de "traidores" a los miembros de la delegación. Mientras tanto, en el Gobierno uruguayo el viaje no causó demasiada gracia, ya que se desarrolló en momentos en que se intenta recomponer el vínculo con la administración de Cristina Fernández, que ha hecho del tema Malvinas una cuestión de honor nacional.

Más allá de los aspectos políticos, la recorrida se centró en explorar la posibilidad de retomar la relación que Uruguay y Malvinas supieron mantener en varios niveles, antes de que estallara la guerra de 1982.

¿Cómo fue, en definitiva, la experiencia? ¿Qué resultados dejó?

Para charlar de eso están con nosotros dos de los resultados que realizaron la visita, Jaime Trobo, del Partido Nacional (PN), y Daniel Radío, del Partido Independiente (PI).

¿Por qué aceptaron esta invitación?


JAIME TROBO:

Lo primero que hay que decir es que no fue una invitación del Gobierno británico. Fue una invitación de la Asamblea Legislativa de las Islas Falkland. Es una asamblea constituida legítimamente, con una elección de todos los ciudadanos habilitados que allí viven y que tiene un mandato por el término de cuatro años. La actual legislatura inició su gestión en el mes de diciembre del año 2013. Fueron los miembros de la Asamblea quienes nos hicieron llegar la invitación, que estaba dirigida a varios legisladores con el propósito de abarcar todo el espectro político nacional.

EC - Es interesante la puntualización, porque hubo otras versiones de prensa que hablaron de otro origen de la invitación.

JT - Sí, la propia versión de prensa que emitió la Embajada Argentina, en un comunicado que no se sabe si es de la embajada o de un grupo de apoyo a la causa argentina de las Islas Malvinas, hablaba de la embajada británica. En este caso creo que es muy bueno señalar para la opinión pública que la invitación fue hecha por ese órgano local que tiene potestades políticas y legislativas, y que es el que determina todas las acciones del sector público y la legislación interna de la convivencia de las Islas.

A partir de ese concepto, personalmente creí importante conocer en profundidad aspectos de la vida de la sociedad de las Islas, por sobre todas las cosas haciendo un repaso rápido de los antecedentes de la viejísima relación, que se remonta al siglo XVIII, de Uruguay con el Puerto de Stanley a través de Montevideo. Toda una serie de hitos de vinculación cultural, social, económica, etcétera, que fueron desarrollándose durante mucho tiempo y que han generado un vínculo que hoy tendríamos que fortalecer para darle perspectivas hacia el futuro.

EC - Usted, diputado Daniel Radío, ¿por qué aceptó la invitación?

DANIEL RADÍO:
Me parece bien la puntualización que hace Jaime respecto a que la embajada británica fue un intermediario para una invitación que era realizada por la Asamblea Legislativa de las Islas.

Había dos sobreentendidos. Uno es que se trataba de una delegación que abarcaba a todo el espectro político nacional. De hecho yo me enteré de que no abarcaba a todo el espectro político nacional prácticamente cuando estaba subiendo al avión.

EC - Pocas horas antes del viaje el tema fue objeto de un artículo en el semanario Búsqueda. En especial se mencionaba la participación del diputado Jorge Pozzi, y eso precipitó una discusión en el NE que terminó con que Pozzi no fuera.

DR - De hecho la última vez que hablé con el diputado Pozzi fue en la residencia del embajador británico, donde estábamos ajustando los detalles del viaje, un par de días antes de la partida. Nuestra presencia no implicaba un cuestionamiento a la postura histórica del Uruguay con respecto al reclamo soberanista de Argentina.

EC - ¿Ustedes comparten la posición tradicional de nuestro país de apoyo al reclamo de Argentina por la soberanía de las Malvinas?

DR - En ningún momento estuvo en cuestión, no tiene nada que ver con ese planteo
EC - ¿Usted la comparte?
DR - Sí, claro que la comparto.
EC - ¿Y usted, diputado Trobo?

JT - La posición de Uruguay ha sido apoyar el reclamo argentino. Pero es bueno que la ciudadanía sepa que hay otras tesis, incluso alguna que ha tenido presencia editorial en los últimos años que dice que Uruguay tiene derecho legítimo sobre ese territorio. Pero esa no es la cuestión central para nosotros en esta circunstancia.

EC - Hace pocos días el doctor Luis Alberto Lacalle, líder del Herrerismo, al que usted pertenece, diputado Trobo, en un planteo que hizo en la Comisión Permanente hablaba de esto y decía: "Yo comparto la posición tradicional de Uruguay, pero…", y hablaba de lo que hay que ajustar en esto de la relación Uruguay-Malvinas.

JT - Por supuesto. Y además dijo que Uruguay en su momento no hizo los procedimientos jurídicos necesarios para eventualmente terciar en esa disputa por la soberanía. Es un tema que los historiadores y la historiografía podrán analizar para ver desde qué punto… no justificar un planteo uruguayo sobre esto, sino para justificar esa relación de la que estamos hablando. La vinculación histórica tan intensa y tan fuerte seguramente condiciona al Uruguay hacia delante a tratar de fortalecer una relación hacia el futuro que va a ser de mutuo beneficio, sin perjuicio de un valor que nos parece fundamental: la buena relación con los vecinos. Porque somos vecinos, Montevideo es la capital más austral de América del Sur, es el puerto natural de vinculación de las Islas con el exterior, lo ha sido durante más de 200 años. Y de hecho esa condición de cercanía nos obliga a tener una actitud diferente, y también a ellos los condiciona a tener una actitud diferente con respecto a nosotros.


DR - Además la discusión con respecto a la soberanía tiene que darse en otros ámbitos, muy mal haríamos nosotros si esto se dirimiera en función de relaciones de poder o de pesos políticos o de las contribuciones que los uruguayos podemos hacer. Porque si lo lleváramos al terreno de las relaciones de poder, en el fondo transformaríamos la vida después de la guerra en una extensión de la guerra, y no nos parece que el terreno diplomático, el terreno de la política, tenga que ser una continuación de la guerra.

EC - También está el otro factor: la relación Uruguay-Argentina, que últimamente viene muy complicada y que ahora el Gobierno del presidente Mujica está tratando de recomponer por enésima vez a partir del encuentro que tuvo con la presidenta Cristina Fernández en La Habana. En ese contexto, ¿un viaje de una delegación parlamentaria uruguaya a las Malvinas no se convertía en un nuevo inconveniente? De alguna manera lo leyó así el NE, por eso sacó a Pozzi de la delegación.

JT - No sé cuáles fueron las razones que tuvo el NE para sacar a Pozzi. Me consta que tanto Pozzi como mucha gente en el Frente Amplio sabe, cree y nos trasmite que es muy importante que Uruguay fortalezca su relación con las Islas, porque hay una serie de temas económicos, comerciales, culturales, sociales, de interés comunitario que se pueden fortalecer.

Ahora… ¿la oportunidad? La oportunidad para todo, ¿qué es la oportunidad? ¿Es la oportunidad para la Argentina, es la oportunidad para el Uruguay? ¿Cuál es la determinación de la oportunidad para los intereses del Uruguay? Es la posición uruguaya, el interés del Uruguay, es el Uruguay el que elige los momentos, el que toma las determinaciones, el que administra sobre qué temas puede tener discusiones o conflictos o cuáles son los temas que tiene que negociar.

Este viaje fue precedido por una invitación que llegó hace varios meses, que fue aceptada y se organizó. Y llega en un momento en el cual hay un punto de dificultad con la Argentina, que no es nuevo, porque febrero del año 2014 no es el momento en el cual Uruguay está por resolver sus problemas con Argentina y este tema causa un efecto negativo sobre esa situación. Febrero de 2014 es uno de los tantos meses a lo largo de los cuales hemos tenido dificultades permanentes con la Argentina. Entonces establecer un mecanismo de inacción respecto de la relación con ese país o de temas que puedan tener relación no hace otra cosa que relegar a Uruguay a la calidad de provincia que toma determinaciones según el humor del gobernante de la vereda de enfrente. Eso no puede ser, porque además llegar a las Islas supuso viajar 24 horas, volar en un avión de Lan Chile que cruzó territorio argentino, que bajó en Río Gallegos antes de llegar a Stanley…

EC - Río Gallegos: territorio argentino.

JT - Territorio argentino, la capital de la provincia de Santa Cruz. Pero además de eso, tenemos alguna foto curiosa, porque el avión de Lan Chile estacionó al lado del Tango 01 en el aeropuerto de Río Gallegos… El avión que iba al territorio usurpado, al que subieron argentinos, estaba estacionado al lado del Tango 01, el avión de la presidenta argentina. Y resulta que los infractores, traidores o inadecuados somos los diputados uruguayos… (Se ríe.)

***
EC - Dicen que argentinos viajaban a las Malvinas en ese mismo vuelo de Lan que ustedes tomaron.

DR - Permanentemente. No solo veteranos de guerra que van a visitar el cementerio que hay construido en las Islas, que nosotros visitamos, sino además gente que va a hacer turismo y que deja su testimonio en los lugares de turismo, en libros que hay allí, agradeciendo la hospitalidad de la población de Malvinas. Esa es otra cosa llamativa.


La relación con Argentina viene siendo complicada independientemente de las actitudes que los uruguayos hayamos tomado en todo este período. Hay una irracionalidad muy grande, que en todo caso no se explica a partir de la presencia de estos legisladores en las Islas. De hecho, un poquito antes de que nosotros partiéramos, el canciller decía "se pudrió todo con Argentina". Parece que no es atribuible a nuestra presencia en las Islas que la relación sea complicada.

EC - Vamos a la experiencia que acaban de vivir. ¿Qué conclusiones trajeron?

JT - En general uno puede identificar un gran campo de posibilidades de contactos que le permitan al Uruguay tener un lugar más para colocar su producción, un espacio más para realizar intercambio de investigación y de información, sobre todo en actividades o tipos de producción que nuestro país realiza también como componente importante de su economía. Por ejemplo en la producción ovina, la producción de lana, la producción del campo, la explotación pesquera. Un lugar más donde los uruguayos puedan trabajar en actividades que están logrando un gran desarrollo, como la producción de petróleo y gas…

EC - ¿Qué es eso? ¿Está hablando de emigración uruguaya a las Malvinas?

JT - Este tipo de países, que son cerrados en general, reciben individuos para trabajar por períodos  zafrales, un año, dos años, con permiso especial de trabajo. Por ejemplo, están pidiendo trabajadores de la construcción para un plan de viviendas que están desarrollando. Puede ser un punto de contacto para realizar una corriente turística muy importante a un lugar novedoso, en cierta medida exótico y con un cuidado del ambiente particular, en una zona austral. Montevideo perfectamente puede ser un punto de contacto con el aeropuerto de Stanley si hubiese una línea aérea para llevar y traer pasajeros. Daniel puede mencionar áreas en las cuales hemos visto que hay infinitas posibilidades de desarrollo y de cooperación.

EC - ¿Otras, por ejemplo?

DR - La salud. De hecho, las Islas disponen de más de 1 millón de dólares al año para tratamiento de pacientes en el exterior. Esto en algunos casos se hacía, y creo que aún se hace con pacientes graves o embarazos complicados, en el Hospital Británico del Uruguay, pero hoy mayormente se están dirigiendo a Gran Bretaña o al Sanatorio Alemán de Santiago. Ahí nos parece que tenemos una oportunidad muy interesante.

La educación. Nos encontramos con muchos habitantes que estudiaron en el Uruguay y que a partir de ahí son bilingües y tienen hábitos muy criollos; no es raro ver en el supermercado paquetes de yerba. Son terrenos a explorar. E insisto, disponen de un millón y medio de dólares para la educación al año y de un millón para la salud, para la atención de pacientes en el extranjero. El tema es que hay que derribar algunas barreras como la desconfianza…

EC - A eso iba: ese vínculo del cual ustedes hablan, esa nueva era que entienden es posible en el intercambio entre Uruguay y las Malvinas, implica restaurar lo que existió, eventualmente avanzar un poco más, pero ir hacia atrás en el tiempo, a una ida y una vuelta que se dieron durante décadas. ¿Qué pasó? ¿Cuándo y por qué se interrumpió?

JT - Hubo seguramente una razón económica. En la década del 70, el Darwin, que era el barco que hacía la carrera entre las Islas y Montevideo, que creo que tenía una regularidad de dos visitas por mes, dejó de funcionar, seguramente por un tema comercial, empresarial, y con eso se empezaron a alejar las posibilidades de contacto con Montevideo. A partir de la década del 90 la Argentina desarrolló una política amistosa y de buena vecindad con las Islas, incluso hubo acuerdo de cooperación en investigación en materia pesquera, en materia de hidrocarburos, que funcionaba a través de comisiones mixtas integradas por Argentina y Gran Bretaña y con la presencia activa de los kelpers, de los habitantes de las Islas, de su Gobierno local. Reitero, 16 años funcionando conjuntamente…

EC - ¿Pero cuándo Uruguay en particular se ve forzado a interrumpir algunas de esas líneas?

JT - Básicamente a partir de la guerra del 82. En el momento de la guerra, la tensión en el lugar y en la región era tan fuerte desde el punto de vista político que era evidente que impedía y retraía a la gente en sus relaciones. Ahí empieza una fuerte vinculación decidida con Gran Bretaña, y las Islas empiezan a recibir absolutamente todo de Gran Bretaña. Al punto que hoy el 87% del comercio exterior de las Islas es con Gran Bretaña.

EC - Pero hay productos uruguayos que se consumen en las Malvinas. ¿Por ejemplo?

DR - Dulce de leche, agua mineral, yerba, fideos, verduras sobre todo –las verduras son un producto prohibido para los habitantes por lo caro–, vimos naranjas, zapallos de origen uruguayo.

JT - Hay vinos también.

EC - Entonces, si esa corriente comercial pequeña o acotada existe, ¿por qué no se amplía?

DR - Hay que perder el miedo.

EC - Algo hay, no hay un bloqueo entre Uruguay y Malvinas.

JT - Claro, bloqueo puede ser poner un impedimento para que haya actividad comercial. O puede ser no preocuparse por generar relaciones de confianza que le permitan a las empresas saber que los negocios son negocios y se pueden realizar más allá de lo que es una negociación privada. O sea, si un barco de las Islas viene al puerto de Montevideo y cuando ingresa al Río de la Plata es acosado por la Prefectura argentina, y a su vez cuando llega al puerto de Montevideo tiene problemas porque tiene bandera de tal lado o de tal otro, seguramente ese armador en vez de traer el barco a Uruguay lo lleva a Vigo… ¡Estamos hablando de Vigo, en Europa! Ya no estamos hablando de las 1000 millas que hay entre Montevideo y Stanley.

EC - Esos son buques pesqueros.

JT - Buques pesqueros, que a su vez los aceptan los puertos brasileños.

DR - De Río Grande del Sur.

JT - Si además muchos de esos barcos cuando vinieron a Montevideo se encontraron con que mediante la aplicación de nuestra legislación había abogados que se beneficiaban con embargos de buques para hacer negociaciones por fuera, que hubo que resolver mediante modificaciones legales, estamos hablando de incertidumbres que le han generado al empresario muchos temores. Lo que nos trasmitieron en la Cámara de Comercio fue: "Lo que queremos es tener confianza, no queremos otra cosa que confianza para poder hacer nuestros negocios".

***

EC - Seguimos en diálogo con el diputado Jaime Trobo, del Partido Nacional, y su colega Daniel Radío, del Partido Independiente, que, junto con Fitzgerald Cantero del Partido Colorado y Daniel Mañana del Partido Nacional, integraron una delegación de legisladores, que terminó siendo solo de la oposición, que viajó la semana pasada a las Islas Malvinas***


EC - Ustedes remarcan que es conveniente aprovechar las oportunidades que existen para restablecer y eventualmente avanzar más en una relación que históricamente Uruguay ha tenido con las Malvinas, que se ha centrado en inversiones, en intercambio comercial, en posibilidades de trabajo incluso para uruguayos, en la venta de servicios en nuestro país a habitantes de las Malvinas que llegan o llegaran a nuestro territorio.

Pero hay mensajes de los oyentes que dicen: "Pero ¿de qué están hablando? Es una aldea de 3000 personas, es menos que el Parque Posadas, comercialmente no vale nada, lo que compran lo llevan en una chismosa". (Risas.) ¿Qué dicen de esta lectura? ¿No se está sobredimensionando el asunto?

JT - Es un poco fóbica, ¿no? (Se ríe.)
DR - Uno no mide el nivel de relacionamiento solamente por el tamaño de una comunidad, ni la viabilidad o la pertinencia de un relacionamiento solamente en función de la dimensión o la magnitud. Ushuaia, que está a pocos kilómetros de allí, tiene pocos más habitantes que las Malvinas y a nadie se le ocurre que por eso haya que desconocerlos o intentar no comercializar con ellos. No debe ser un dato relevante.

En todo caso, es relevante que hay un ingreso per cápita de 40.000 dólares al año y una comunidad pequeña pero altamente dependiente, que paga dos dólares una banana. Entonces nos parece que ahí hay chances.

Independientemente de la cuestión humanitaria que implica que no importa si son muchos o pocos, no por eso hay que negar su existencia o las posibilidades de intercambio. Creo que puede ser un relacionamiento de mutuo beneficio.

JT - Yo le agregaría a ese ciudadano preocupado…

EC - Pedro; pero hay más de uno en esa línea.

DR - … a todos esos ciudadanos que están preocupados por que algunas de las energías del Uruguay se puedan destinar a un territorio tan pequeño y a juicio de ellos tan insignificante que mirándolo desde el punto de vista económico no lo es tanto. Yo diría que hay argumentos de mucho peso.

Por ejemplo, en esa zona operan cientos de barcos de pesca que en una gran proporción pueden venir al Uruguay, han venido y algunos están viniendo aun a riesgo de algunas situaciones enojosas que se pueden haber dado en el pasado. Y cada vez que llega un barco de pesca de esa zona a Montevideo significa ingresos en el entorno de 1 millón de dólares. Un barco cuando llega se aprovisiona, compra combustible en el orden de 350.000, 400.000 dólares, cambia la tripulación, se aprovisiona para toda una marea, repara en los talleres del puerto –todos talleres privados– su equipamiento y su maquinaria, trasborda su mercadería para que salga desde nuestro puerto libre hacia el exterior… Las condiciones que nos permitan darle seguridades a la flota pesquera que opera en esa zona y que puede recalar en Montevideo pueden significar para Uruguay ingresos del orden de los 150 a 200 millones de dólares al año, porque cada barco de esos llega dos o tres veces por año por lo menos.

Entonces la respuesta al tema de la chismosa es que hay un volumen de negocios posible muy importante a desarrollarse en el presente y en el futuro con relación a ese tipo de producción. Pero además, allí se producen 5 millones de kilos de lana, que se pueden industrializar en nuestra industria lanera, que es una de las más eficientes del mundo. Y eso puede ser un façon que haga que trabajadores uruguayos trabajen aquí y empresarios uruguayos puedan sacar su rentabilidad a través de un negocio de façon de esos productos, cuando no joint ventures entre los productores de lana de la región de las Malvinas y quienes se dedican al negocio de la lana en Uruguay.

Si hubiera un punto de contacto entre Montevideo y Stanley probablemente mucha gente pasaría por Montevideo para ir a pasar allí cuatro o cinco días, volver por Montevideo y después irse al exterior.

EC - ¿Ese es un punto crítico en todo este planteo: que haya una frecuencia aérea Montevideo-Puerto Stanley?

DR - Totalmente, eso nos parece muy importante.

EC - ¿Existió alguna vez?
JT - No.
DR - No.

JT - Existen vuelos entre Montevideo y Stanley cuando por razones médicas es necesario traer…

EC - No, estamos hablando de una línea regular. Línea regular no ha existido.

JT - No.

EC - ¿Y de qué depende que haya?

JT - Depende de que haya empresarios que quieran hacerlo. Obviamente los empresarios van a mirar si hay condiciones políticas en el sentido de si el Gobierno uruguayo apoya una iniciativa de esas características, y si ese mercado está dando las señales que se necesitan para una inversión de esas características.

DR - Además puede ser de mutuo beneficio. Otra vez, cuando en Uruguay estamos hablando de restablecer la conectividad, me pregunto si no habrá líneas aéreas que hoy paran en otras ciudades que bien pudieran venir a Montevideo y hacer una escala con destino a Stanley. Probablemente haya líneas aéreas con interés en hacer esa ruta. O eventualmente, ¿por qué no?, cuando estamos pensando en tener nuestra propia línea aérea, ese podría ser uno de los destinos.

EC - ¿Qué acciones piensan emprender ustedes los legisladores que viajaron acá en Uruguay? ¿Conversaciones con el Gobierno, por ejemplo?

JT - Estamos diseñando una agenda en la cual hay una agenda oficial y una agenda privada. Vamos a hablar con algunos ministros de áreas o de carteras que tienen vinculación con estos temas de los que hemos hablado. Vamos a hablar seguramente con las cámaras empresariales uruguayas para decirles lo que vimos y que nos parece importante que tomen contacto con esa realidad. Les hemos hecho llegar a algunos empresarios o a algunas cámaras uruguayas algunas preocupaciones puntuales que nos plantearon y cierto tipo de productos que les gustaría tener. Por supuesto, como hablamos con las autoridades locales, tenemos claro en qué medida algunas cosas dependen de ellos y otras dependen de nosotros. Estamos construyendo una agenda para que esta visita tenga un resultado que luego sea un resultado operativo desde el punto de vista privado, por supuesto.

EC - ¿Ven factible que en el Gobierno se construya un ambiente favorable para algún tipo de resolución?

DR - Ojalá. El presidente Mujica ha mostrado mucho pragmatismo en esto. Habrá que ver la evaluación que hace, la relación costo-beneficio. A nosotros nos parece que vale la pena hacer el esfuerzo, yo creo que hay chances. De hecho hay un comercio incipiente, se trata de incrementarlo. No estamos innovando, se trata de favorecer lo que ya existe.

JT - Y hay una opinión pública receptiva. Hay una encuesta de la consultora Factum –que nosotros no mandamos hacer, que probablemente tome estado público un día de estos– que establece que el 82% de los uruguayos están de acuerdo en que Uruguay desarrolle una fuerte corriente de vinculación y comercial con las Islas. El dato nos sorprendió, pero también nos alentó: hay un estado de ánimo en la sociedad uruguaya que desmitifica el tema de la discusión sobre la soberanía y que ha sabido apartar cabalmente un tema político de los temas de interés comercial, social, comunitario y de vecindad.

Porque además este termina siendo un tema de vecindad. Cuando veníamos de vuelta en Lan Chile, revisando la revista del avión en la que están marcadas las rutas de las compañías por toda la región y el mundo, curiosamente nos encontramos con un plano de América del Sur en el cual se mostraban las rutas conjuntas que hacen Lan y Tam –una asociación aérea que hoy existe– y había una ruta San Pablo-Stanley. Entre nosotros dijimos: "¡Por favor, apurémonos!".

DR - Esto está en carpeta.

JT - Porque esto está en carpeta.

EC - A propósito, ¿otros países latinoamericanos también han tenido presencia por vía de delegaciones parlamentarias, por ejemplo, en las Malvinas?

DR - Totalmente. Primero, históricamente hay lazos muy fuertes con Chile, con la sociedad chilena, a tal punto que el 10% de la población de las Islas es chilena. Pero además hacia fines del año pasado una delegación de alto nivel de Brasil visitó las Islas con asesores de la presidenta Rousseff e integrantes políticos miembros del PMDB y del Partido Progresista, integrante del Gobierno. Y los isleños nos anunciaron que están en tratativas para una próxima visita de legisladores paraguayos. Tampoco en esto innovamos, no tenemos el monopolio. Ojalá contribuyamos.

***

Transcripción: María Lila Ltaif


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