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Tomado de:
Elsa Cardozo,
licenciada en Estudios Internacionales y doctora en Ciencias Políticas de la
Universidad Central de Venezuela | Foto: Sandra Bracho
ALEJANDRO HINDS 6 de enero 2014 - 12:01 am
El fallecimiento del presidente Hugo Chávez y el
estancamiento de los ingresos en divisas dejaron al gobierno de Venezuela sin
las dos principales herramientas de política exterior que había
utilizadodurante los últimos años: el carisma del mandatario y la asistencia
económica.
“A pesar de la obvia intención de seguir con el proyecto
bolivariano y la diplomacia petrolera, el gobierno de Nicolás Maduro se
encontró unas cuantas trabas que hicieron que la política exterior perdiera
alcance”, señala Elsa Cardozo, profesora de la Escuela de Estudios
Internacionales de la Universidad Central de Venezuela.
La enfermedad y muerte de Chávez llevaron a un proceso de
sucesión opacado por la polémica sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que
permitió a Maduro seguir como mandatario encargado y la estrecha ventaja con
que éste venció a Henrique Capriles en las elecciones presidenciales del 14 de
abril.
Eso obligó al mandatario a centrarse en la política interna e
hizo que los viajes al exterior –Maduro visitó 16 países y estuvo fuera de
Venezuela durante 33 días en sus primeros 5 meses de gobierno– tuviesen más que
ver con la necesidad de legitimarse que con la expansión del proyecto
bolivariano.
“Creo que una de las mejores evidencias de cómo se ha
impuesto la presión política nacional frente a las grandes ambiciones
internacionales de convertir a Venezuela en una potencia regional, como
pretendía Chávez, es la gestión de Elías Jaua en el Ministerio de Relaciones
Exteriores”, indica Cardozo.
Demetrio Boersner, internacionalista y exembajador, está de
acuerdo. “El canciller se ocupó más de sus labores como dirigente del Partido
Socialista Unido de Venezuela y de Corpomiranda que del trabajo diplomático”.
Considera, además, que Jaua no tiene la formación para el cargo y debe ser
reemplazado por alguien más especializado.
La situación económica nacional, en tanto, redujo la
capacidad del gobierno de ofrecer beneficios financieros para ganar aliados y
especialmente de asistir a los países de la Alianza Bolivariana para las
Américas y el Acuerdo Energético de Petrocaribe, los mecanismos de integración
creados por Chávez.
“Es muy probable que de aquí en adelante disminuya la fuerza
de Venezuela dentro del Alba y, en general, el papel del país en la región. A
menos que haya una recuperación económica tremenda y Maduro pueda asumir el
ímpetu que tenía la política exterior cuando estaba Chávez”, opina Boersner.
Desatención. Ambos internacionalistas vincularon el repliegue
forzado que el gobierno de Maduro tuvo que realizar hacia la situación política
y económica interna durante 2013 con el descuido de asuntos externos de gran
importancia para Venezuela como la reclamación a Guyana por el territorio al
oeste del río Esequibo.
Una muestra fue la captura por parte de la Armada del barco
Teknik Perdana, que realizaba exploraciones petroleras en concesiones
entregadas por Guyana en aguas venezolanas, ocurrida a principios de octubre.
“Ha habido negligencia en la defensa de los derechos del país en la Zona en
Reclamación”, afirma Boersner.
Cardozo advierte que también se desatendieron las relaciones
con Colombia, que en su opinión deberían ser muy cuidadas por Venezuela. “Se
reactivó la comisión bilateral, pero no se ve que halla una visión estratégica
de los vínculos bilaterales. Y el apoyo al diálogo con las FARC ha sido poco”.
Agrega que lo mismo sucede con Brasil. “El abandono del proyecto de la
refinería en Pernambuco es un monumento a la inconsecuencia de la política
exterior”. Aunque en este caso, el descuido se debió a razones económicas:
Petróleos de Venezuela no tenía liquidez para dar el aporte que le
correspondía.
Boersner también critica la desatención, por razones
ideológicas, de las relaciones con la Comunidad Andina de Naciones y con los
países del continente que tienen costas en el océano Pacífico. “Hay una falta
de equilibrio en la política exterior. Le hemos dado la
espalda a todo un sector de América Latina”.
Incomprensión. Otra debilidad de quienes dirigen la política
exterior de Venezuela en la actualidad, según los internacionalistas, es la
falta de entendimiento de los cambios que están ocurriendo en el mundo. Ponen
como ejemplo el manejo de la relación con Estados Unidos.
“Maduro y su equipo de gobierno siguen con el esquema viejo.
Siguen hablando como si Estados Unidos fuera un imperio todopoderoso, cuando en
realidad ese país está comprendiendo que debe haber una transición hacia un
mundo multipolar y se está conformando con una posición menos hegemónica”, dice
Boersner.
“La posibilidad de seguir ondeando la bandera
antiimperialista ha desaparecido por la actitud del presidente Barack Obama,
que tiene otras prioridades y ha optado por dejar a América Latina resolver sus
propios asuntos. No hay una circunstancia favorable para una política exterior
tan confrontadora”, agrega Cardozo.
La desconexión entre la política exterior y la realidad
global se refleja en las posiciones en los organismos multilaterales: Venezuela
fue el único país que votó en contra de una resolución de la ONU para condenar
las violaciones de los derechos humanos en Siria y estuvo a punto de bloquear
el acuerdo en la Organización Mundial del Comercio.
Cardozo subraya que las posiciones extremas de Venezuela y
los paísesdel Alba cada vez están más fuera de lugar. “Vimos como Rusia, por
ejemplo, suavizó su posición sobre Siria para ayudar a encontrar una solución.
Si vamos al caso de Irán, que ha apostado al diálogo sobre el tema nuclear,
está mucho más claro”.
Boersner resalta que Maduro se refiere a Rusia y China como
si todavía fueran grandes potencias socialistas, cuando en realidad son países
que actúan pragmáticamente para buscar su propio beneficio. “El gobierno
venezolano tiene expectativas que no tienen asidero en la realidad”.
2005 La Guayana Esequiba – Zona en Reclamación. Instituto Geográfico
Simón Bolívar Primera Edición
Nota del editor del blog: Al referenciarse a la República
Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de
territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de
Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de
febrero de 1966.
Territorios estos sobre los
cuales el Gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se
reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota
del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana:
“...por lo tanto, Venezuela
reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen
derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se
reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se
encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el
territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva
expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de
Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento
hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa que
señala el Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar
Territorial mediante
el Decreto Presidencial No 1152 del 09 de Julio de 1968
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