miércoles, 19 de septiembre de 2012

Muerte de Yanomamis


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Tomado de:

Ambiente | 17/09/2012

Habría complicidad de los militares brasileños o venezolanos en la presunta masacre de los Yanomamis. Todos estos elementos permiten dudar de la masacre de Iroheteri pero nunca de la cotidiana que los extingue, las epidemias de viruela, gripes, oncocercosis, leshmaniasis, leptopirosis y otras enfermedades los azotan

MARÍA EUGENIA GIL BEROES

Las masacres de los yanomami comienzan porque hay inexistencia de una política planificada y orientada hacia el fortalecimiento de los indígenas. Las epidemias de viruela, gripes, oncocercosis, leshmaniasis, leptopirosis y otras enfermedades los azotan, su mortalidad infantil antes del primer año llega a ser de 220 por mil contra el promedio nacional de 22 por mil, ¡diez veces más! Por eso la peor de las masacres es la cotidiana, la que sufren por nuestra indiferencia, por la crueldad de los gobiernos que abortaron el apoyo médico que la Universidad de Cincinnati ofreció para revertir las enfermedades y de otros tantos proyectos como el concierto de Swing, el de Alas Internacional para proveerlos de medicinas, la prohibición de investigación médica emitida por la directora de la extinta Dirección de Asuntos Indígenas. Lo que caracteriza todas estas decisiones que favorecerían a los yanomami es la crueldad de personas ignorantes que tienen altas posiciones y que lo único que les interesa es el poder mientras los yanomami siguen con sus trágicas historias de muerte y desolación.

PUEBLO GUERRERO
Los enfrentamientos entre los yanomami son parte de su cultura. Ha habido enfrentamientos a lo largo del río Siapa, las cabeceras del Orinoco, el río Matacuni, el río Padamo, el río Ocamo, en las cabeceras del río Caura y en Brasil en las cabeceras del complejo fluvial del río Uraricuera. La invasión de la selva por los garimpeiros, para quienes la vida de un yanomami no vale ni una onza de oro, ha agravado estos enfrentamientos por la introducción masiva de armas de fuego que traen consigo inescrupulosos comerciantesy garimpeiros. Esta invasión que se realiza con la indiferencia de los militares responsables de la custodia y protección de la selva ya lleva 3 décadas y en esa verde inmensidad mueren abaleados los yanomami y lo único que queda es el recuerdo de sus familiares que lloran implorando a los espíritus su protección y amparo.

HORONAMA TRAJO PROBLEMAS
Las lluvias intensas de julio trajeron los recuerdos de viejas heridas. Horonama, la organización creada para atraer donaciones dolarizadas para los yanomami enfrentó, por el futuro reparto de bienes, a diferentes clanes yanomami. Viejas muertes no vengadas llevaron al clan de los Mahekodoteri a preparar en un escondido recodo del Orinoco la emboscada para matar a los representantes de Ocamo. El viejo Alfredo Gerabe ya podía descansar en paz, su muerte acaecida hace 10 años estaba lavada con la sangre de 3 Iroheteris.

HOXIMOTERI
En 1993 Hoximoteri, shabono enclavado en las laderas del cerro Delgado Chalbaud, allí donde nace el raudal más copioso que origina el río Orinoco, cerca del pelotón de la Guardia Nacional, responsable por contener la entrada ilegal de garimpeiros, fue atacado, lo cual culminó en aquella trágica matanza de 16 nativos y la quema del shabono. El presidente de la República, Velásquez, decretó la creación de la Comisión Presidencial Yanomami para llevar a cabo la investigación sobre lo sucedido. En pocas palabras los guardias a cambio del pago en oro dejaron trabajar ilegalmente a los garimpeiros con las nefastas consecuencias descritas.

En Momoiteri, Iroheteri y los clanes del linaje yanomami que incluyen la densa región selvática del Uraricuera, comenzaron los mensajeros a llevar las invitaciones para las fiestas mortuorias, donde se pactan las alianzas guerreras, territorio de contrabando de armas, donde pululan garimpeiros y comerciantes inescrupulosos y donde se pagan con sangre y oro las traiciones. La planificación de la venganza se macera, sopesa, se cuentan los guerreros y las armas en un mundo dislocado por militares, comerciantes, mineros, contrabandistas, bandidos y oportunistas. Las coordenadas de guerra pierden su lógica tradicional.

IROHETER
I En esta coyuntura los yanomami aculturados de las misiones aprenden las mañas criollas, aprenden el arte maquiavélico de la política y en su lucidez, ensayan una estratagema genial: Vamos a denunciar a través del hijo de Itilio de Warapana que hubo una masacre en Iroheteri donde murieron 81 miembros de la etnia ametrallados por unos garimpeiros desde un helicóptero. Así que los amañados yanomami de las misiones "denuncian" una supuesta masacre para que los militares realicen un sobrevuelo de observación con el reporte esperado de "ninguna novedad", pero que les serviría para enviar el mensaje por la selva a las cabeceras del río Ocamo, de que sus "aliados militares" los acompañarían en el ataque si ellos emprendían un raid vengativo.

-Cuando has vivido entre los yanomami sabes que el taka-taka (nombre yamomami para helicóptero) es escuchado 5 minutos antes de que este llegue al shabono, lo cual les da tiempo para esconderse. Por lo general se quedan los 5 guerreros líderes a dar la cara y asegurarse de que los que están llegando son gente de paz.

-Los yanomami sólo cuentan: uno, dos y mucho, con lo cual es imposible dar una cifra exacta ya que ni siquiera conocen el tres.

- Las aldeas de montaña son de poca población ya que han sido desplazadas desde los valles selváticos donde abunda la cacería por aldeas más agresivas y poderosas, y 81 muertos supone un shabono mediano usual en los valles.

- Sólo existen dos puntos de partida para llegar a las cabeceras del río Ocamo. Una es la base militar de Surucucú en Brasil a 100 km en línea recta y la otra la base militar de la Esmeralda igualmente a 100 km en territorio venezolano.

Es decir, que habría complicidad de los militares brasileños o venezolanos. Todos estos elementos permiten dudar de la masacre de Iroheteri pero nunca de la cotidiana que los extingue.




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