miércoles, 25 de julio de 2012

Río+20: resultados dispares plantean retos importantes para los derechos y el desarrollo sostenible


http://www.forestpeoples.org/es/topics/medios-de-vida-sostenibles/news/2012/07/rio20-resultados-dispares-plantean-retos-importantes-

Un líder indígena informa de los efectos perjudiciales de la presa de Belo Monte en la Conferencia Internacional de PPII © Tom Griffiths

23 Julio de, 2012
Aunque los gobiernos no asumieron compromisos vinculantes con respecto al desarrollo sostenible, pueblos indígenas de todo el mundo lanzaron mensajes claros contra los modelos de desarrollo dominantes y a favor del respeto de los derechos humanos, la libre determinación y los conocimientos y la cultura tradicionales.

Presentada como el mayor evento de la ONU de los últimos 20 años, la Conferencia sobre el Desarrollo Sostenible Río+20, celebrada en Río de Janeiro del 20 al 22 de junio, ha sido descrita por muchos como fracaso anunciado, y por otros como paso positivo hacia compromisos renovados de la comunidad global para lograr el desarrollo sostenible. Desde luego el documento oficial adoptado por los gobiernos (El futuro que queremos) no es equiparable a los logros históricos alcanzados hace 20 años, y carece de compromisos y plazos claros de actuación. La adopción de los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible, el compromiso de apoyar los medios de implementación (concretamente unos nuevos términos de comercio y una mayor asistencia oficial al desarrollo [AOD], entre otros) y la actualización de los marcos institucionales existentes para la gobernanza internacional del medio ambiente fueron aplazados hasta futuras negociaciones. No podría haber sido de otra manera, ya que los resultados de Río+20 parten de una conciliación de programas contradictorios de países emergentes, es decir el G77, India y China, y de las otrora superpotencias económicas del G7.

Los resultados de la cumbre reflejan un mundo dividido entre la incapacidad de los gobiernos nacionales para separarse de los paradigmas dominantes orientados al crecimiento y reconfirmar los principios y compromisos adquiridos en 1992, por un lado, y la llamada generalizada de los pueblos indígenas y los movimientos sociales a planteamientos alternativos del desarrollo sostenible, por otro. De ahí que El futuro que queremos contenga tanto riegos como oportunidades. En el documento final se reconoce el concepto de economía verde (criticado por muchos como equivalente a comercialización de la naturaleza), pero también se admite que los países puedan perseguir políticas económicas verdes diferentes y que cualquier transición a economías sostenibles debe respetar los conocimientos y los medios de vida tradicionales por encima de los simples valores de mercado.

Los debates sobre los bosques fueron incluidos tarde en el proceso de negociación previo a Río+20 y muchos consideraron que el diálogo oficial sobre los bosques en Río+20 fue acelerado a insatisfactorio (véanse por ejemplo los comentarios de los socios del FPP en el artículo 2 de este boletín de noticias). El resultado final fue un texto árido en el que se afirma que los órganos de la ONU, por ejemplo el Foro Forestal de Naciones Unidas (UNFF), tienen la función de formular la política forestal internacional respaldados por instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el FMAM en el marco de la Asociación de Colaboración en materia de Bosques (CPF). Aunque en el texto consta la importancia de fortalecer la tenencia de la tierra a la hora de mejorar los medios de subsistencia basados en los bosques, las medidas están sujetas a la legislación nacional (que en muchos países sigue sin reconocer los derechos consuetudinarios sobre la tierra). El papel de los pueblos indígenas y otros pueblos de los bosques en el mantenimiento de gran parte de los bosques del mundo no es reconocido explícitamente en el documento final.

A pesar de la fuerte resistencia de las comunidades indígenas tanto del norte como del sur a las actividades extractivas destructivas en sus tierras, los gobiernos estuvieron de acuerdo en que la minería desempeña una función en el desarrollo económico, al mismo tiempo que reconocieron que las actividades mineras debían «abordar de manera efectiva los efectos negativos ambientales y sociales». Los pueblos indígenas y las organizaciones de derechos humanos quedaron muy decepcionados cuando, durante las negociaciones sobre este controvertido texto, se enteraron de que algunos gobiernos querían eliminar las referencias a los derechos, y finalmente se perdieron todas las menciones de derechos (¡aparte del «derecho soberano» de los «países» a explotar sus recursos minerales!). De hecho, muchas organizaciones indígenas consideraron que era totalmente inapropiado incluir la minería en un acuerdo de desarrollo sostenible, dado que las actividades extractivas mineras de recursos no renovables son por naturaleza insostenibles (utilización de recursos limitados).

Si bien los resultados oficiales de Río+20 no incorporan totalmente un planteamiento basado en los derechos, sí incluyen referencias sin precedentes al respeto de los conocimientos y culturas tradicionales, la obligación de asegurar la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas y la relevancia de obligaciones e instrumentos internacionales tales como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas (DNUDPI).

A lo largo del proceso preparatorio, los pueblos indígenas han presionado para que se reconozca su derecho a la libre determinación de su desarrollo como planteamiento alternativo de la conservación del medio ambiente y la reducción de la pobreza. En agosto de 2011 en Manaos los pueblos indígenas adoptaron una plataforma común en defensa del desarrollo sostenible. En ella se hacía hincapié en el reconocimiento de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas (DNUDPI) como marco clave para el desarrollo sostenible, y en el papel de la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible (junto con el pilar social, medioambiental y económico). La plataforma también subrayaba la obligación de proteger y respetar los derechos a la tierra, los territorios y los recursos como prerrequisito para el desarrollo sostenible. Por último, aunque no por ello menos importante, los pueblos indígenas sostuvieron que Río+20 debía reconocer la distintiva y crucial contribución de los conocimientos tradicionales y las diversas economías locales a la erradicación de la pobreza y al desarrollo sostenible, así como su función de piedra angular de las economías verdes. 

Los pueblos indígenas se reunieron en varias ocasiones y participaron en numerosos actos e iniciativas así como eventos paralelos antes y durante la Cumbre de Río, tanto dentro de RioCentro (el establecimiento donde se celebró el evento principal) como fuera. Algunas organizaciones indígenas se reunieron en el espacio denominado Kari-Oca II con el fin de reafirmar tanto el papel crucial de la cultura y los valores de los pueblos indígenas como los derechos de la Madre Tierra, y con el fin de rechazar la presión para convertir la naturaleza y los ecosistemas en productos básicos, en contra del actual modelo «capitalista». Otras organizaciones indígenas de Latinoamérica y del Amazonas se reunieron en el Campamento Tierra Libre y Vida Plena para pedir el reconocimiento de los derechos a la tierra, los territorios y los recursos frente a la actual presión de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos para realizar actividades extractivas, promover megaproyectos (como la presa Belo Monte en la Amazonía brasileña) y expandir los agronegocios.

Más de 200 representantes de organizaciones indígenas (y ONG que los apoyan, como el Forest Peoples Programme) participaron en una Conferencia Internacional de Pueblos Indígenas sobre Desarrollo Sostenible y Libre Determinación durante los tres días anteriores a la celebración de la cumbre Río+20. El objetivo de la conferencia era compartir experiencias y perspectivas sobre la libre determinación del desarrollo. Los participantes analizaron el impacto de los modelos de desarrollo neoliberales en los pueblos indígenas y los efectos de las actividades extractivas y los megaproyectos de infraestructura. También se subrayaron planteamientos alternativos basados en los conocimientos y practicas indígenas tradicionales, resaltando tanto la soberanía alimentaria como la economía territorial. Se exploraron los las suposiciones conceptuales y espirituales en los que los pueblos indígenas basan sus planteamientos, desde lo que las mujeres indígenas entienden por «vivir bien» hasta el pastoralismo y la diversidad ecológica.

La declaración final de la conferencia de los pueblos indígenas, respaldada por el Campamento Tierra Libre, reitera el valor central de la cultura en el desarrollo sostenible, la obligación de asegurar el pleno ejercicio de los derechos humanos y colectivos, y la necesidad de fortalecer las economías locales y la gobernanza territorial. También recalca los compromisos de los pueblos indígenas de implementar sus propias prioridades de desarrollo basándose en la libre determinación y los conocimientos y las culturas tradicionales, restaurando el intercambio comercial y de conocimientos. Rechazando el modelo neoliberal, hace un llamamiento a los estados, empresas y la comunidad internacional para que cumplan sus obligaciones internacionales en relación con los derechos de los pueblos indígenas, y a los pueblos indígenas para que continúen resistiéndose a proyectos de desarrollo destructivos. La declaración proporciona un plan de actividades y otros esfuerzos colectivos de defensa de dichos derechos durante el período previo a la Conferencia Mundial de la Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas, que se celebrará en 2014 y debería ser una nueva oportunidad sin precedentes para debatir las prácticas de los pueblos indígenas y sus planteamientos del desarrollo sostenible.

MÁS INFORMACIÓN:
Declaración final de la Conferencia Internacional de los Pueblos Indígenas sobre el Desarrollo Sostenible y la Libre Determinación: 
Declaración del Campamento Tierra Libre y Vida Plena (disponible solamente en inglés y portugués): 
Declaración final de la Cumbre de los Pueblos por la Justicia Social y Ambiental - En Defensa de los Bienes Comunes (disponible solamente en portugués):

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