miércoles, 14 de marzo de 2012

Respecto al reclamo argentino de Soberanía sobre las Islas Malvinas:

http://www.aporrea.org/internacionales/a140042.html
La Guayana Esequiba-Islas Malvinas 

Tomado de:

Si Argentina llora, Latinoamérica no ríe

Autor: Agustín León Navas

Fecha de publicación: 13/03/12

La reclamación soberana de la República Argentina sobre las Islas Malvinas podría ser análoga a la demanda soberana de Venezuela en el ultraje de la Guayana Esequiba. Los parámetros históricos son concéntricos espejos de la usurpación de la geofagia (engullir tierra) imperial de su “majestad británica” en todo el mundo. Un imperialismo arcaico, medieval y salvaje en su máxima expresión (eso representa el Reino Unido hoy), y es por ello que la República Bolivariana de Venezuela y la Revolución deben, sin ninguna excusa diplomática, apoyar y sentir la hermandad y dignidad histórica, como hijos de Bolívar, en la defensa al derecho soberano de Argentina sobre ese territorio insular parte integral de la Patria Grande.

Dice un antiguo adagio griego que “Si Atenas llora, Esparta no ríe”, y en esta expresión se afirma que sí Argentina pierde su soberanía al derecho del reclamo de su autoridad irrestricta sobre las Islas Malvinas, toda Latinoamérica no reirá porque al final tendremos un destino parecido. En la pasada reunión de los presidentes del MERCOSUR, la presidenta Cristina Fernández recordó al Presidente Hugo Chávez Frías, haciendo mención a Venezuela como la poseedora de las mayores reservas petrolíferas del mundo. Expresando su inquietud de que esta forma, somos más propensos a sufrir un flagelo militar de tipo imperial.

Los antecedentes de la invasión inglesa a las Malvinas datan desde 1760, cuando incluso el 3 de enero de 1833, fuerzas expedicionarias inglesas también invadieron a Buenos Aires (antigua Provincia del Rio de la Plata) para reclamar sus derechos sobre las islas ante la naciente República. Resulta paradójico que las islas Malvinas tampoco hayan sido territorios legítimamente del Reino de España ya que ambos imperios disputaban el territorio insular, obteniendo España la victoria sobre Inglaterra en el año 1770 cuando desalojó a los ingleses. Por derecho al Tratado de Paz (Informe Samuel Johnson de 1771) “epilogaron” la legitimidad de las islas Malvinas a España. De allí el reconocimiento al “origen histórico de la República Argentina sobre las mismas” (Informe Rattenbach). Automáticamente la naciente República reclama al Reino Unido su derecho soberano sobre las islas invadidas.

Pasaron 150 años desde la primera reclamación ignorada hecha por el país austral a las potencias europeas hasta la creación de la Organización de las Naciones Unidas en 1945, bajo la Resolución 2065, por medio de la que la República Argentina oficializa la reclamación y el comienzo de las negociaciones con fines pacíficos.

Las conversaciones entre las Partes han sido un rotundo fracaso por la sencilla razón de que el Reino Unido no acepta que su ocupación fue de manera forzosa e ilegal. La República Argentina reafirmó ante las Naciones Unidas su determinación a la pertenencia a su soberanía sobre las islas, siendo además de manera irreversible.

El Incidente Davidoff
La opinión generalizada por la prensa internacional es que en la dictadura militar en Argentina para 1982, el Teniente General Jorge Rafael Videla, Presidente de la Junta Militar, organizó una cortina de humo para salvar a su gobierno. Realmente, según el Informe Rattenbach [1], el inicio de las hostilidades fue por una operación comercial de un ciudadano argentino con una empresa inglesa, Constantino Davidoff, quien firmó el 19 de septiembre de 1979 un contrato comercial en Edimburgo, Inglaterra, con la empresa "Salvensen Limited" para que el señor Davidoff pudiese operar en el desguace de los puestos balleneros en la isla San Pedro, (mal llamada por los británicos “Georgias del Sur” y “Sándwich del Sur”) a 500 km del continente suramericano. En este sentido, el contrato fue refrendado y avalado por el embajador británico en Buenos Aires, Eduardo Loughlin.

Seguidamente, el asunto se complica hasta el punto de la humillación hecha por las autoridades británicas en Georgias del Sur, quienes desconocen el contrato e impiden su ejecución. Argentina reclama a Londres el derecho de la actividad económica en las islas. Lo que ocurre luego es un caso aun incierto, el asunto es que Davidoff reclama a las autoridades usurpadoras y estas responden con el impedimento de ejercer el desguace ya pagado a la empresa inglesa. Argentina ve en esta acción la oportunidad de ejecutar el Plan “Azul” (operación del rescate de las islas para la Argentina), todo si fracasaba la negociación diplomática. La operación “Azul” venía gestándose desde hacía un tiempo entre los militares argentinos con la determinación de ejecutar un rescate de justicia histórica.

Inicio de las hostilidades – la decisión estratégica:
“El incidente de las Islas Georgias del Sur se originó al desembarcar personal argentino en la Isla San Pedro, izar el pabellón nacional -por iniciativa propia- y no cumplir los requisitos de inmigración exigidos por las autoridades británicas. Este hecho se transformó en el elemento desencadenante del conflicto del Atlántico Sur, al producir una reacción británica considerada exagerada, y precipitar la decisión de la Junta Militar de adelantar la operación "Azul". Teniente General (R) Benjamín Rattenbach.

La operación “Azul” es la reacción más agresiva por parte de la Junta Militar argentina en tomar militarmente las Islas Malvinas y ciertamente la reacción preliminar de Inglaterra fue de bravuconería, discutiéndose el envío de barcos militares a las islas. Al final fue una reacción desenfocada por parte de la Junta Militar porque aun no contaban con la preparación militar acabada.

Argentina pudo haber ganado el conflicto militar de haber contado con mayor capacidad militar y, sobretodo, de haber contado con el apoyo de los países latinoamericanos en una justa lucha descolonizadora.

Lamentablemente la desunión tomó a la Argentina por sorpresa. El 19 de marzo de 1982, civiles y militares argentinos desembarcaron en el Puerto Leith en Georgia (Malvinas) considerándose este desembarco argentino una invasión Argentina, por parte de los súbditos ingleses.

La guerra en sí fue intensa en el mar. Argentina demostró el coraje en la defensa de su derecho a la soberanía en las islas. La marina de guerra británica (“Royal Navy”) hundió de manera cobarde y sin atender a las reglas mínimas de la guerra moderna (Acuerdos de Ginebra de 1945) al crucero insignia de la marina de guerra Argentina, “General Belgrano” con más de 300 perdidas. Argentina por su parte logró devolver el golpe cuando sus aviones de guerra atacaron con misiles a la fragata “Sheffield”, logrando también su hundimiento, además de hostigar los buques de desembarcos y las patrullas inglesas. La fuerza aérea argentina destruyó los buques “HMS Sir Lancelot”, “Galahad” y el “Sir Fearless” con más de 200 bajas (bajas no reconocidas por Gran Bretaña). La confrontación en tierra también demostró ser impactante, las perdidas por ambos bandos fueron numerosas.

La operación británica apoyada por los Estados Unidos secretamente y la alta capacidad tecnológica de la armada y de la inteligencia militar, obligaron a la Argentina solicitar el cese del conflicto y perder nuevamente las islas ante el poder militar del imperio ingles.

La condición estratégica de las Malvinas para América del Sur:
¿Por qué Gran Bretaña no renunciará a devolver las Islas Malvinas a la República Argentina? La repuesta es sencilla y la plasma magistralmente el Informe Rattenbach.

Las Islas Malvinas representan en el plano geo-estratégico, un estrecho como el Ormuz en el Oriente Medio. Por el Atlántico Sur Austral, recorre el 40% del comercio marítimo mundial. Si llegase a estallar el conflicto con la República Islámica de Irán, el estrecho de las Malvinas se convertirá en el paso del 90% de las rutas marítimas del planeta. En la zona austral existen grandes recursos probables de: cromo, níquel, hierro, cobalto y silicio, sin mencionar las ya probadas, pero secreta información, reservas de hidrocarburos. La razón económica, es la que atrae aun más la voracidad inglesa en la región: Y ahora ha comenzado su explotación irracional, por lo cual Argentina esta en su derecho de reclamar nuevamente la soberanía de las Islas Malvinas. Todo parece indicar que América del Sur será en un futuro no muy distante el objeto de una abrumadora expoliación.

alexandersuarezg@gmail.com
Frente Internacionalista Bolivariano
finternacionalistabolivariano@gmail.com

Notas:

[1] Teniente Coronel, Benjamín Rattenbach, argentino, quien elaboró Informe de los acontecimientos de la guerra a los sucesivos
gobiernos de Argentina

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