domingo, 26 de febrero de 2012

Brasil: Los estadios del Mundial que construyen 'ex esclavos'


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Tomado de:
Frontera Agrícola 
23 de febrero de 2012 16:45
Comenzar la jornada laboral a las 6 de la mañana y pasarse el día poniendo ladrillos y acarreando sacos de arena puede estar muy lejos del trabajo ideal para una gran mayoría.

Pero un grupo de brasileños podría describirlo con una sola palabra: libertad.

Y es que, en Brasil, las obras para el mundial de fútbol están beneficiando a mucha gente, incluyendo a un grupo de trabajadores rescatados de condiciones de semi-esclavitud en granjas escondidas de la Amazonia.
El gobierno brasileño ha puesto en marcha un programa para dar trabajo a personas que se empleaban en condiciones de esclavitud en granjas clandestinas del país.

En concreto, los ex "esclavos" ayudarán a construir uno de los estadios que acogerán las competiciones del mundial de fútbol de 2014.

"Estoy feliz, ahora tengo la libertad para hacer lo que quiera", dijo Nivaldo Inacio da Silva, quien cambió una vida de explotación en la selva por un lugar junto a sus compañeros en viviendas temporales de la obra del estadio de la ciudad de Cuiba, al oeste del país.

"Antes teníamos que dormir en la selva. Ahora tenemos un buen horario de trabajo y buena comida. No hay nada de lo que quejarse porque todo en nuestras vidas ha mejorado", explicó en declaraciones recogidas por la agencia Reuters.

De la plantación a la obra
Nivaldo Inacio forma parte de un proyecto del gobierno de Brasil que ya ha proporcionado trabajo digno a 25 hombres que hacían horarios de esclavos en una plantación en la que trabajaban los 7 días de la semana.
En el lugar de construcción del estadio Arena Pantanal de Cuiba les proporcionaron un trabajo digno e incluso educación, con la idea de que después de las obras puedan incorporarse al mercado laboral.

Pero el cambio no fue fácil para todos, y aunque algunos se frustraron al encontrarse sentados delante de un profesor que les intentaba enseñar a leer y escribir, de los 26 hombres que empezaron el programa solo uno lo dejó, para volver a su hogar en el norte del país.

El programa ha sido útil también para las ciudades de la zona, cuyas empresas tienen gran necesidad de mano de obra.

"Lo que pasa aquí no es caridad, es un intercambio", señaló Valdiney Arruda, del ministerio de trabajo del Mato Grosso, estado en el que se encuentra Cuiaba. "La compañía obtiene trabajadores, y la sociedad gente productiva", agrega.

A pesar del caso de Inacio y sus compañeros, la esclavitud sigue siendo un gran problema para el país.

Un país de esclavos
Aunque se abolió en 1888, la esclavitud en Brasil sigue siendo un gran problema para el gobierno de este país sudamericano, que importó más esclavos desde África que ningún otro en todo el continente.
La mayor parte recalaron en plantaciones de azúcar, donde eran forzados a realizar duros trabajos sin ningún tipo de remuneración.

Todavía a día de hoy, en algunas zonas recónditas de la Amazonia el gobierno sigue luchando contra compañías que emplean a trabajadores en condiciones parecidas a aquellas del siglo XIX.

En 2010 BBC Mundo elaboró un reportaje sobre las condiciones de unos trabajadores en la ciudad de Maraba, en el estado brasileño de Pará, uno de los más afectados por este tipo de prácticas.

"Nos vigilaban todo le tiempo los guardas, que no nos dejaban salir de la granja”, contaba Jose Norbre Ribeiro Mafra, uno de los trabajadores. "Nos obligaban a trabajar todo el tiempo, y nunca nos permitían lavar nuestra ropa, por lo que podíamos llevar la misma ropa sucia durante semanas", añadía.

El ministerio de trabajo señaló que tan solo en 2010 más de 2.600 personas fueron rescatadas de condiciones de esclavitud, y en 2003 el gobierno expandió la definición de esclavitud para incluir tanto trabajos forzados como aquellos realizados en condiciones degradantes, una definición mucho más amplia que en la mayoría de los países.

Trabajo digno
Las clases que el gobierno ofrece a los trabajadores en el estadio de Cuiba terminaron en enero, y ahora Inacio y sus compañeros son considerados trabajadores a tiempo completo, por lo que ganan unos US$ 480 al mes, un 30% más que el salario mínimo en el país.

"Lo más difícil suele ser convencerlos de que son capaces de realizar trabajos dignos", afirma Arruda. "¿Cómo se deja atrás una vida de esclavitud en tan solo 6 meses? Es difícil, pero lo están consiguiendo", añade.

"Mi vida es completamente diferente. Ahora gano buen dinero y soy verdaderamente feliz. Estoy ayudando a construir uno de estos estadios que con suerte algún día podré mostrar a mis hijos", afirma Inacio da Silva.
Él es uno de los muchos que ya se ha beneficiado de un evento que pondrá a Brasil, aún más, en la mira de los ojos de todo el mundo.

En tan solo dos años, la capacidad del gigante del sur será puesta a prueba. Por ahora, el examen está aprobado.

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