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Tomado de
BRASILIA (AP) — Autoridades brasileñas refutaron el martes
las críticas que enfrenta la hidroeléctrica de Belo Monte, sometida a una
oleada de acciones legales en su contra por su potencial impacto ambiental y
supuesta falta de consulta a comunidades afectadas con su construcción.
La ministra de Presupuesto, Miriam Belchior, y el
subsecretario de Minas y Energía, Marcio Zimmermann, defendieron la
construcción de la planta sobre el amazónico río Xingú como una obra
fundamental para el futuro energético de Brasil y como un proyecto ampliamente
discutido por la sociedad.
Sin embargo, la obra enfrenta una férrea oposición de
organizaciones ambientalistas y comunidades indígenas de la región del Xingú
que consideran que el proyecto tendrá un grave impacto ecológico, perjudicará
la pesca y el transporte fluvial de las comunidades aledañas al río y provocará
un desplazamiento masivo de habitantes de la región.
Se trata de una región ambientalmente sensible de la
Amazonia, aledaña al Parque Nacional del Xingú, y socialmente problemática por
tratarse de una región pobre y de escasas oportunidades económicas para sus
habitantes.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidió a Brasil
suspender la construcción para consultar con los indígenas que alegan que
podrían ser desplazados con la formación de un lago para alimentar la planta
hidroeléctrica.
"No habrá un sólo indígena retirado de sus tierras, no
se inundará ni un metro cuadrado del Parque Xingú", aseguró Belchior
durante la presentación del balance trimestral de un paquete de obras de
infraestructura del gobierno, dentro de las cuales está Belo Monte.
"Belo Monte no es un proyecto caro comparado con otras
obras y es fundamental para continuar con nuestra matriz energética limpia y
cumplir con nuestros compromisos de reducir las emisiones causantes del
calentamiento global", agregó la ministra de Presupuesto.
Recordó que más de 80% de la energía generada en Brasil es
renovable, muy por encima del promedio mundial de 18%, y aseguró que Belo Monte
ayudará a mantener ese nivel.
Valorada en 11.000 millones de dólares, la planta tendrá una
capacidad instalada de 11.000 megavatios por lo que se la considera clave para
el futuro energético de Brasil.
Zimmermann, a su vez, comentó que Belo Monte es el proyecto
más ampliamente discutido y el que más estudios técnicos ha requerido en toda
la historia de las plantas energéticas de Brasil.
Recordó que el proyecto comenzó a discutirse en la década de
1980 y, desde entonces, se redujo su tamaño para minimizar su impacto
ambiental.
Belchior dijo que el gobierno está atento al cumplimiento de
las condiciones impuestas por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente
(IBAMA), ejecutor de las políticas ambientales del gobierno, como parte de la
licencia que permitió el inicio de las obras en Belo Monte.
Entre las condiciones previstas están acciones en salud,
educación, saneamiento y seguridad pública en las comunidades aledañas al
proyecto, en anticipo de un aumento de la población con la llegada de
trabajadores a la planta.
En materia ambiental, la licencia exige la preservación
permanente de 500 metros de área de bosque alrededor de los dos reservorios de
agua que se formarán con la represa y una inversión de 63 millones de dólares
en unidades de conservación cercanas al proyecto.
Asimismo, el consorcio tendrá que cooperar con el IBAMA dando
apoyo logístico a acciones de control de crímenes ambientales, como tráfico de
animales silvestres y explotación ilegal de madera.
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