domingo, 6 de diciembre de 2009

La luz en el legado de los Jones (I) ( masacre en Guyana Guayana Esequiba)






Tomado de:
http://zonadostres.com/?p=9268

Corría por su vida. Por las vidas de quienes corrían con él. Por todas las vidas que había conocido en sus dieciocho años. Las palabras que su padre le había dicho por teléfono aún retumbaban en su cabeza. No tenía claro qué pasaba. En aquel momento, saltando para esquivar las piedras del camino, no estaba tan seguro de que el baloncesto hubiese sido una buena decisión. De que desobedecer la orden que su padre le había dado el día anterior fuese correcto.


Al llegar a la embajada estadounidense, esta ya había cerrado. La misión ya había comenzado. Todos comenzaron a proliferar gritos contra el aire, a dar puñetazos al destino, a maldecir la suerte, a rechazar la ignorancia humana. Incluso si el ignorante con aires de grandeza, con creencias de destino y con fantasioso control sobre la suerte fuese su padre.


Adoptivo, pero padre. Jim y Marceline Jones habían adoptado en 1961 a James Warren Jones Jr., siendo la primera adopción de un niño negro por una pareja blanca en el estado de Indiana. No era algo raro viniendo de aquel matrimonio; previamente habían adoptado a cuatro niños más, tres con ascendencia surcoreana y una niña, Agnes, de raíces nativoamericanas. “La integración debe ser un tema personal. Es el futuro de mis hijos lo que está en juego” decía Jim Jones, quien llamaba a su familia “una familia arcoíris” por la procedencia de sus hijos, ocho en total y sólo uno biológico.


Aunque resulte raro y difícil de creer, James Warren “Jim” Jones no era conocido en el país por su familia, sino por su estatus social, su condición de líder absoluto de una nueva iglesia llamada “El Templo de la Gente”. Tras años formando parte de militancias comunistas, marxistas y maoístas, estudiando también muchas iglesias y su funcionamiento, Jones formó su propia iglesia en el año 1955 en Indiana, con ayuda de metodistas -protestantes católicos- e incluso de varios sectores públicos de la sociedad, que veían en Jones una oportunidad de mejora. La mayor sorpresa se la llevó él mismo, pues en un primer momento pensó que su condición de comunista sería una lacra para su misión.


Una misión que no era otra que la unión de todas las personas. Fue el primer movimiento estadounidense que aceptó de igual manera a negros y blancos, hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales. Servicios de comida para los desfavorecidos, mercadillos accesibles a las personas con más dificultades económicas; “El Templo de la Gente” comenzaba a hacerse un nombre en las casas americanas, sobre todo en las de Indiana. A finales de los 50, la influencia de la nueva ideología en el estado de las carreras era bastante importante. Y, a mayor influencia, mayor dominio sobre sus miembros.


Y, sin embargo, cada año que pasaba los ingresos y la popularidad del grupo crecía un poco más. En el año 1961, unas semanas después de adoptar al niño de color James Warren Jones Jr., el Reverendo Jones clamó haber tenido una visión de un ataque nuclear sobre Chicago que también destruía el estado de Indianápolis. Con esta premisa y ese cimiento, el líder persuadió a sus seguidores de alejarse en busca de un lugar seguro. Belo Horizonte, en Brasil, fue el elegido debido a que su localización y su clima le hacían el lugar más seguro en una hipotética guerra nuclear. Sin embargo, la mala organización y la falta de dinero hicieron que Jones y su gente volviese a Estados Unidos en el 63, año y medio más tarde de llegar a Brasil.


En California comenzó el auge del “Templo de la Gente”. Jim Jones empezó a aclarar su postura. “Socialismo apostólico” en el que no tenía cabida Dios ni la Biblia. Porque la Biblia no era más que un libro que había esclavizado a la gente a partir de un “Dios Divino” como decía Jones, y no del verdadero “Dios”, un todopoderoso socialista. La vorágine de noticias sobre el movimiento, que comenzaba a extenderse por toda la Costa Oeste, fue increíblemente fuerte en la década de los 60 y comienzos de los 70. Todos sabían algo sobre aquel extraño movimiento que parecía contradecirse. Marceline Jones, la esposa del Reverendo, apareció en antena dando una entrevista que, simbólicamente, podría significar un antes y un después. “Jim utiliza la religión para sacar a la gente del opio de la religión”. Desdeñando cualquier creencia que creyese en diferencias. Todos eran iguales en el paraíso socialista del Reverendo Jones.


Un paraíso que se había convertido en tal gracias a los miles de dólares recaudados durante finales de los 60 y comienzos de los 70. El dinero provenía de todas partes del mundo: Hawaii, Centroamérica, Europa… todos querían contribuir con aquel movimiento social, pseudoreligioso. El Reverendo Jones se había convertido en el nuevo Cristo. En el “Cristo de la Revolución”.


Sin embargo, como todo revolucionario religioso, Jim Jones obtuvo su réplica social y mediática. La deserción de ocho miembros del movimiento fue motivo de varios artículos en la prensa que comenzaron a desbaratar el programa de Jones. También colaboró la política estadounidense, que comenzaba a preocuparse por la importancia de aquel grupo -gran parte de California y San Francisco estaba en poder de dicho grupo- y también por la evasión de impuestos que practicaban. Con la situación algo desestabilizada, el plan de contingencia de Jones y su mano derecha, Tim Carter, no fue otro que exiliarse a Guyana.


Nota del editor del blog: Al referenciarse a la República Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.


Territorios estos sobre los cuales el gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservo sus derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana .
“...por lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”

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