Tomado de:
http://www.correodelcaroni.com/content/view/140244/116/
Pedro Battistini Castro
Jueves, 05 de noviembre de 2009
Es el pueblo indígena que habita en la Gran Sabana. Conforman una colectividad sana, inteligente, trabajadora, de buena constitución física y con deseos de aprender.
Cuando hacen un favor especial, de alguna magnitud, no piden en compensación cosas materiales como el dinero, sino becas para sus jóvenes en las universidades nacionales o extranjeras.
Su parte negativa es un acentuado racismo, no se casan sino entre ellos, y cuando alguno de sus miembros viola esta regla es repudiado por la comunidad pemona.
En 1860 estaban casi en extinción. Y las enfermedades los diezmaban, no eran atendidos, los servicios médicos eran escasos. Para la década de los años 60 eran unos 15 mil habitantes, hoy se han triplicado.
A partir de los gobiernos de Betancourt, Leoni y Caldera es cuando se le presta atención a esas tribus. Hay que señalar de manera especial al general Alfonzo Ravard desde la CVG.
Como prueba de la atención prestada a los naturales de la Gran Sabana, el gobierno de Raúl Leoni indultó a dos de ellos, presos desde hacía muchos años por haber cometido un delito grave en cumplimiento de venganza tribales. El Presidente me llamó para que les prestara atención especial y los regresara a su sitio de origen.
Los recibí en el despacho, yo era gobernador, y como uno de ellos aprobó el sexto grado en la prisión le pregunté si quería hacerse cargo en la sabana de una escuela para enseñar castellano al pueblo pemón, en el sitio de donde él provenía. Me contestó que sí.
Le manifesté que el mejor sitio que me parecía a mí era Santa Elena por tener más habitantes. Se puso de pie y me contestó que no, por cuanto Santa Elena de Uairén era del Dr. Caldera y el pueblo donde él vivía, era del Dr. Leoni.
Eso hace unos 50 años, hoy esas diferencias tan marcadas deben haber desaparecido, por cuanto entre ellos hay bachilleres, educadores graduados, técnicos en varias materias y profesionales. No supe lo que pasó después por haber salido de la Gobernación.
Quiero destacar que los pemones actúan como si fueran ellos los dueños absolutos de la Gran Sabana (millones de hectáreas), como una nación aparte y nos consideran a nosotros como invasores. Recuérdese su oposición violenta a la instalación de los postes para el alumbrado público a Brasil.
Esta situación de tirantez, si no se maneja a tiempo con inteligencia y discreción podría traer consecuencias lamentables, como sucedió recientemente en México. En la actualidad la población nativa es mayor que la criolla.
Santa Elena, nuestro puntual fronterizo, presenta un descenso poblacional. La causa es la falta de trabajo y el alto costo de la vida y que no puede crecer por estar rodeada de tres tribus que no le permiten que salga de los límites actuales.
Recientemente salió en la prensa una noticia en la que pobladores criollos fueron desalojados por los nativos, con saldo de varios heridos, de un terreno que tomaron y que éstos consideran de ellos desde tiempos inmemoriales.
Por eso siempre he insistido en mis artículos que la sabana necesita una mayor y urgente atención, tanto de la Gobernación como del Ejecutivo. Deberían enviar personal preparado para que actúe en la conservación del medio ambiente y para que le den al turismo un impulso fuerte y poderoso. Esta actividad turística bien planeada y desarrollada será la fuente de riqueza y bienestar del Parque Canaima.
En vista de los tumultos que se han originado últimamente en la Gran Sabana, que son muchos, por la posesión de tierras, es indispensable y urgente dotar a Santa Elena de sus ejidos. ATENCIÓN SEÑOR GOBERNADOR.
http://www.correodelcaroni.com/content/view/140244/116/
Pedro Battistini Castro
Jueves, 05 de noviembre de 2009
Es el pueblo indígena que habita en la Gran Sabana. Conforman una colectividad sana, inteligente, trabajadora, de buena constitución física y con deseos de aprender.
Cuando hacen un favor especial, de alguna magnitud, no piden en compensación cosas materiales como el dinero, sino becas para sus jóvenes en las universidades nacionales o extranjeras.
Su parte negativa es un acentuado racismo, no se casan sino entre ellos, y cuando alguno de sus miembros viola esta regla es repudiado por la comunidad pemona.
En 1860 estaban casi en extinción. Y las enfermedades los diezmaban, no eran atendidos, los servicios médicos eran escasos. Para la década de los años 60 eran unos 15 mil habitantes, hoy se han triplicado.
A partir de los gobiernos de Betancourt, Leoni y Caldera es cuando se le presta atención a esas tribus. Hay que señalar de manera especial al general Alfonzo Ravard desde la CVG.
Como prueba de la atención prestada a los naturales de la Gran Sabana, el gobierno de Raúl Leoni indultó a dos de ellos, presos desde hacía muchos años por haber cometido un delito grave en cumplimiento de venganza tribales. El Presidente me llamó para que les prestara atención especial y los regresara a su sitio de origen.
Los recibí en el despacho, yo era gobernador, y como uno de ellos aprobó el sexto grado en la prisión le pregunté si quería hacerse cargo en la sabana de una escuela para enseñar castellano al pueblo pemón, en el sitio de donde él provenía. Me contestó que sí.
Le manifesté que el mejor sitio que me parecía a mí era Santa Elena por tener más habitantes. Se puso de pie y me contestó que no, por cuanto Santa Elena de Uairén era del Dr. Caldera y el pueblo donde él vivía, era del Dr. Leoni.
Eso hace unos 50 años, hoy esas diferencias tan marcadas deben haber desaparecido, por cuanto entre ellos hay bachilleres, educadores graduados, técnicos en varias materias y profesionales. No supe lo que pasó después por haber salido de la Gobernación.
Quiero destacar que los pemones actúan como si fueran ellos los dueños absolutos de la Gran Sabana (millones de hectáreas), como una nación aparte y nos consideran a nosotros como invasores. Recuérdese su oposición violenta a la instalación de los postes para el alumbrado público a Brasil.
Esta situación de tirantez, si no se maneja a tiempo con inteligencia y discreción podría traer consecuencias lamentables, como sucedió recientemente en México. En la actualidad la población nativa es mayor que la criolla.
Santa Elena, nuestro puntual fronterizo, presenta un descenso poblacional. La causa es la falta de trabajo y el alto costo de la vida y que no puede crecer por estar rodeada de tres tribus que no le permiten que salga de los límites actuales.
Recientemente salió en la prensa una noticia en la que pobladores criollos fueron desalojados por los nativos, con saldo de varios heridos, de un terreno que tomaron y que éstos consideran de ellos desde tiempos inmemoriales.
Por eso siempre he insistido en mis artículos que la sabana necesita una mayor y urgente atención, tanto de la Gobernación como del Ejecutivo. Deberían enviar personal preparado para que actúe en la conservación del medio ambiente y para que le den al turismo un impulso fuerte y poderoso. Esta actividad turística bien planeada y desarrollada será la fuente de riqueza y bienestar del Parque Canaima.
En vista de los tumultos que se han originado últimamente en la Gran Sabana, que son muchos, por la posesión de tierras, es indispensable y urgente dotar a Santa Elena de sus ejidos. ATENCIÓN SEÑOR GOBERNADOR.
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