viernes, 28 de agosto de 2009

La Guayana Esequiba “La traición de O'Leary”


General Daniel Florencio O’Leary, 1849, en Tinta China
Museo Veinte de Julio, Bogotá. Tomado de:
http://www.lablaa.org/blaavirtual/todaslasartes/tatis/cap5.htm


Así son las cosas


Tomado de:
http://www.eluniversal.com/2009/08/28/ccs_art_asi-son-las-cosas_1539704.shtml

"Con semejantes procederes, lo que merecía, en lugar del Panteón, era el Guaire"


La traición de O'Leary


Muy poca gente conoce que Daniel Florencio O'Leary fue de los grandes responsables de los ciento cincuenta mil kilómetros de territorio que nos robó Inglaterra.


El misionero capuchino padre María de Vegamián, quien llegó a Guayana en 1924, escribió una obra que debía ser texto obligatorio en las escuelas venezolanas:


El Esequibo frontera de Venezuela. Entre las revelaciones del padre Vegamián hay una denuncia que desconcertará a más de un venezolano. A continuación inserto copia textual de lo que el misionero nos relata:


"Vamos a dedicarle dos líneas, porque lo amerita la cuestión que nos ocupa. Su conducta tan brillante al lado del Libertador, en la Independencia, le mereció llegar a ser el primer edecán del mismo, lo que indica cuánta confianza le merecía y cuántos méritos había adquirido para llegar a esas alturas. No lo desconoció Venezuela y, por eso, el Gobierno de la República le concedió los máximos honores de "Ilustre Prócer de la Independencia" acogiendo sus restos mortales en el Panteón Nacional.


Pero la Historia nos tiene reservadas a veces sorpresas bien ingratas. Entre ellas tenemos la de la conducta de nuestro edecán con Venezuela, su segunda patria (nativo de Cork, Irlanda del Norte), en cuestión de los límites con la Guayana, en la que se esforzó por convencer al presidente Soublette, su cuñado, de las "justas demandas de Gran Bretaña respecto a Punta Barima".

Era el representante de la Gran Bretaña en Venezuela desde junio de 1840 y su condición de tal y las muchas amistades que esta poseía, lo situaban en condición envidiable para haber servido con lealtad a los intereses de la misma. Pero las voces de la carne y la sangre acudieron en él más que las de nobleza, justicia y gratitud que debía a la patria de su gran protector".

"Él mismo fue quien cometió la villanía de sugerir, siendo cónsul inglés en Caracas, a Aberdeen que, si en Relaciones Exteriores de Venezuela aparecían los documentos donde Inglaterra autorizaba a Venezuela la erección del Faro Barima siendo cónsul su predecesor el señor Ker Porter, que le contestaran a él los del Foreing Office que las notas de Porter eran de carácter personal suyo, no de origen oficial, y que, por tanto, desconocían todo compromiso para Inglaterra emanado de ellas. O'Leary justificaba esta sugerencia, diciendo que como Porter ya había muerto, no se le causaba agravio ninguno. Se valió de su influencia ante su cuñado Soublette para impedir que Venezuela construyera dicho faro, en uso de sus derechos de dueña de aquella región. Increíble que un hombre de su categoría se envileciera de semejante manera. Al descubrirse tales procederes, lo que merecía, en lugar del Panteón Nacional, era... el Guaire".

En 1949 estalla una bomba que estremeció a los ingleses. El norteamericano abogado de Venezuela en el litigio de 1899 contó con lujo de detalles en su testamento que Venezuela fue despojada de lo suyo y que aquel fallo no tenía validez alguna. La historia del gran robo del siglo aparece en el segundo tomo con la circulación Nadie me quita lo bailao, de Oscar Yanes.

Así son las cosas.

ayanes@cantv.net
Oscar Yanes

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