domingo, 21 de junio de 2009

Traidores a la Patria (Guayana Esequiba)

Tomado de:
http://politica.eluniversal.com/2009/06/21/opi_art_traidores-a-la-patri_21A2404891.shtml

Por. Fernando Ochoa Antich

Hugo Chávez acusó a César Pérez Vivas y a Pablo Pérez, gobernadores de los estados Táchira y Zulia respectivamente, de traidores a la Patria.


Tan grave señalamiento lo hizo irresponsablemente, sosteniendo que los dos altos funcionarios tienen vinculaciones con los paramilitares colombianos.

Esta acusación no ha sido acompañada de ninguna prueba convincente y la opinión pública nacional la ha considerado como una nueva agresión del régimen chavista, que sólo busca doblegar la voluntad de resistencia de los sectores democráticos, en una carrera contra el tiempo que tiene Hugo Chávez ante la certeza, señalada ya en todas las encuestas, de una grave caída de su popularidad como consecuencia del natural cansancio que producen diez años de desgobierno.

El régimen chavista está convencido que las posibilidades de una derrota electoral durante las elecciones parlamentarias, en diciembre de 2010, son una realidad, si permite que la oposición fortalezca un sólido liderazgo y una eficiente estructura organizativa.

La crisis política de su compañero de ruta Mahmud Ahmadineyad, en Irán, debería hacerlo reflexionar y no provocar la ira popular con un intento de fraude electoral.

La acusación realizada por Hugo Chávez es temeraria y aventurera. Los gobernadores del Táchira y del Zulia no han mostrado ninguna simpatía por los paramilitares colombianos. Muy al contrario, el expediente que podría presentarse en contra de Hugo Chávez por ese delito sería más que voluminoso.

Sólo con recordar las muestras de respaldo que, de manera permanente, ha venido dando a los grupos guerrilleros colombianos, desde el inicio de su gobierno, sería motivo más que suficiente para abrirle el juicio correspondiente. Pero la responsabilidad de Hugo Chávez no sólo surgiría por ese indebido respaldo, sino por un conjunto de acciones que ha venido realizando en el ejercicio de sus funciones, que comprometen su responsabilidad personal de manera indiscutible.

Es conveniente señalar algunas de esas acciones para que los venezolanos puedan comparar y valorar las actuaciones de Hugo Chávez y las de estos dos altos funcionarios de la oposición. Veamos. Es imposible justificar, en medio de la bonanza fiscal existente durante estos diez años, el endeudamiento de Venezuela. Mucho menos la quiebra de Pdvsa. Tampoco tiene explicación la venta de petróleo en condiciones absolutamente inaceptables.

El empleo de extranjeros en las Fuerzas Armadas y en la administración pública tiene, como es lógico pensarlo, un conjunto de limitantes en todos los países, para salvaguardar la seguridad de la Nación.

Es sencillamente inexplicable que se haya autorizado la presencia masiva de cubanos en los organismos de inteligencia del Estado, han llegado hasta controlar la seguridad del presidente de la República; en los ministerios del Exterior y de Educación; en los registros y notarías; en la Onidex; en los puertos y aeropuertos y pare usted de contar.


Esta presencia cubana en organismos tan sensitivos para nuestra seguridad tiene consecuencias. El Estado cubano ha tenido acceso a material clasificado como secreto sin ningún tipo de control. No menos grave ha sido el manejo por Hugo Chávez de nuestra política exterior: No es fácil de justificar el retiro de Venezuela del Grupo Andino y del Grupo de los Tres y mucho menos la ligereza cometida en las negociaciones limítrofes con Guyana, al haber permitido que ese país diera en concesiones a compañías multinacionales la explotación del territorio en reclamación, sin que Venezuela protestara dicha acción, como había sido nuestra política durante más de cuarenta años.

Un aspecto que muestra descarnadamente el muy poco sentido nacionalista que tiene Hugo Chávez fue el reciente escándalo del memorando del doctor Francisco Nieves Croes. Comprometer irresponsablemente los principios rectores de nuestra posición en la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el golfo de Venezuela y aceptar que la delimitación de dichas áreas se realice utilizando la línea media y la equidistancia, tradicional posición colombiana, es un acto de traición a la Patria.


Para colmo se permite que la línea que establece la delimitación entre las zonas económicas exclusivas, en comparación con la hipótesis de Caraballeda, se ubique en más de 12° hacia el Este, sacrificando más de 50% nuestro espacio territorial. La dolorosa verdad es que ese tan inconveniente acuerdo estaba a punto de firmarse por Álvaro Uribe y Hugo Chávez.


Justamente no se hizo, por la publicación del memorando del doctor Nieves Croes que denunciaba todas estas irregularidades. Hugo Chávez debería reflexionar largamente antes de acusar de traición a la Patria a cualquier venezolano. No tiene autoridad moral para hacerlo. fochoaantich@hotmail.com

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