César Pérez Vivas
LA OPINIÓN DE
César Pérez Vivas
@CesarPerezVivas
26 DE JULIO DE 2017 12:36 AM
Luego de la impresionante manifestación de voluntad expresada
por más de 7,5 millones de venezolanos, rechazando la fraudulenta asamblea
constituyente convocada por Nicolás Maduro y exigiendo respeto a los derechos
fundamentales propios de una democracia; la camarilla roja ha elevado su dosis
de irracionalidad, radicalismo y tozudez.
Antes que oír la voz
del pueblo y la de la comunidad internacional, expresada en estos días de
manera diáfana, solicitando suspender la convocatoria a la asamblea golpista y
autoritaria; Maduro y su entorno asumen un grosero desafío a los venezolanos y
a los países civilizados, que exigimos la restauración democrática y la
correcta aplicación de la vigente Constitución Nacional.
La conducta del régimen comporta un irracional e
irresponsable reto a los ciudadanos y a la comunidad internacional, hacia una
confrontación que tendrá consecuencias desastrosas para quienes aquí vivimos y
luchamos por conquistar una nación de justicia, paz y libertad.
La dictadura comunista no se detiene en su provocador
lenguaje de confrontación y descalificación.
Ha sido ese su estilo desde sus inicios en la escena política
venezolana. El lenguaje procaz, pugnaz e irrespetuoso que puso en boga en la
vida política el difunto comandante Chávez, y que ha sido copiado por casi
todos sus colaboradores, ha transmutado a un leguaje suicida, proyectando un
estado anímico de odio y desesperación por parte de la cúpula política y
militar de la llamada "revolución bolivariana".
La grave encrucijada en la que se encuentra ese grupo de
actores políticos y militares es el resultado de una cultura de odio y
confrontación, propio de la escuela marxista en la que esos personajes han sido
formados; aunado con la voracidad material que los ha llevado a transitar el
camino del crimen en los campos del narcotráfico y de la apropiación indebida
de las finanzas públicas.
Luego de la multitudinaria votación del 16-J, los principales
países del continente americano y la Unión Europea han anunciado sanciones
económicas para nuestro país si finalmente la dictadura roja impone, desoyendo
a las grandes mayorías de ciudadanos, la fraudulenta asamblea constituyente.
Frente a esos anuncios los voceros de la camarilla roja saltan ofendidos
a blandir la bandera de un patrioterismo, que no han exhibido para defender
nuestros derechos sobre el Esequibo, para entregar nuestras riquezas
mineras a chinos y rusos, y para subordinarse a los dictados de la dictadura
cubana.
Los únicos responsables de las consecuencias que se van a
derivar de esas eventuales sanciones son los integrantes del alto gobierno,
quienes enceguecidos por el poder concupiscente se han vuelto sordos frente a
los legítimos reclamos de un pueblo hastiado de la sistemática y escandalosa
violación de los derechos humanos, y del padecimiento, que el hambre y la
violencia criminal le están generando.
"Los problemas de los venezolanos los resolvemos los
venezolanos", ha dicho recientemente Elías Jaua, uno de los más conspicuos
integrantes de la cúpula roja.
Pero ¿cómo podemos resolver nuestros asuntos los venezolanos,
si esa cúpula no respeta a ningún ciudadano que expresa su desacuerdo con la
gestión del gobierno; y, por el contrario, es calumniado, burlado, perseguido,
hostigado, criminalizarlo, encarcelado o asesinado?
¿Cómo podemos los venezolanos encontrar caminos de solución a
nuestras diferencias, si el régimen cierra todos los caminos a la participación
electoral, desconoce y cerca a los poderes y autoridades no alineados con su
política destructora de la paz y el bienestar humano?
¿Cómo podemos encontrar solución a nuestros males, si de
forma fraudulenta pretenden adelantar una asamblea constituyente para aplastar
toda forma de disidencia e imponer el Estado comunista, usurpando la soberanía
popular y negando la autorización que constitucionalmente debemos otorgar los
ciudadanos?
Todo el mundo civilizado, toda persona medianamente letrada
sabe que el comportamiento del régimen socialista y bolivariano es
absolutamente antidemocrático.
De ahí la reacción de la comunidad internacional y los
anuncios de sanciones económicas para nuestro país.
Resulta que ahora Nicolás Maduro salta ofendido por tales
anuncios. Olvida él y toda su camarilla las palabras por él pronunciadas cuando
se produjo el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras en el año 2011.
Entonces Maduro, canciller en funciones del gobierno de
Chávez, fue el vocero de los países de la región que anunció las sanciones
económicas a los golpistas hondureños. Entonces le parecían buenas esas
iniciativas y las decisiones de la OEA.
Ahora que es él y su régimen quienes le dan un golpe de
Estado a la Asamblea Nacional y usurpan la soberanía del pueblo de Venezuela
instalando una asamblea constituyente sobre un fraude, entonces los mismos
anuncios "son injerencia extranjera", son "acciones
imperiales", y anuncian su rechazo, aunque "los venezolanos mueran de
hambre", como lo señalara la ex canciller Delcy Rodríguez.
Hoy en día el concepto de soberanía no tiene la misma
dimensión del siglo pasado. Los derechos humanos y la democracia se han
convertido en un valor que está por encima del concepto de soberanía, y para
cuya preservación y defensa todos los Estados, incluida Venezuela, han cedido
parte de ella al firmar tratados internacionales de obligatorio acatamiento,
tanto para nosotros como país como para el resto de Estados integrantes de los
organismos internacionales.
Si la soberbia del régimen lleva a la comunidad internacional
a la aplicación de sanciones a nuestro país, los únicos responsables serán los
integrantes de la camarilla roja.
Su soberbia está desafiando no solo a nuestro pueblo, sino a
la comunidad internacional a una confrontación absurda e innecesaria.
Dios quiera que surjan en el seno del mismo régimen
voluntades que eviten esa confrontación y ayuden a reorientar el rumbo que
transitan, para encontrarnos en una solución política a la espantosa crisis en
la que estamos inmersos.
2005 La Guayana
Esequiba – Zona en Reclamación. Instituto Geográfico Simón Bolívar
Primera Edición
La Guayana Esequiba Zona en
Reclamación
Terminología sobre cómo referenciar
la Zona en Reclamación-Guayana Esequiba.
Nota del editor del blog:
Al referenciarse a la República
Cooperativa de Guyana se deben de tener en cuenta los 159.500Km2, de
territorios ubicados al oeste del río Esequibo conocidos con el nombre de
Guayana Esequiba o Zona en Reclamación sujetos al Acuerdo de Ginebra del 17 de
febrero de 1966.
Territorios estos sobre los cuales el
Gobierno Venezolano en representación de la Nación venezolana se reservó sus
derechos sobre los territorios de la Guayana Esequiba en su nota del 26 de mayo
de 1966 al reconocerse al nuevo Estado de Guyana:
“...por lo tanto, Venezuela reconoce
como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha
del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva
expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se
encuentra en la margen izquierda del precitado río; en consecuencia, el
territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva
expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de
Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento
hasta su desembocadura en el Océano Atlántico...”
Mapa que señala el
Espacio de Soberanía Marítima Venezolana que se reserva, como Mar
Territorial mediante el Decreto Presidencial No 1152 del 09 de
Julio de 1968
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